Prelatura Cancún Chetumal
prepara la fiesta de Cristo Rey
La
Prelatura Cancún-Chetumal se prepara a conmemorar al Rey del Universo, como la
fiesta patronal de Cancún, misma que se realizará este
20
de noviembre de 2016, último domingo del año litúrgico, día en que su Santidad
el Papa Francisco, cierra la Puerta Santa de la Misericordia.
Por
tal motivo la comunidad se congregará este domingo en el Parque de las Palapas,
en punto de las 19 horas, en que dará inicio la Celebración Eucarística,
encabezada por Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, Obispo prelado de
Quintana Roo, con la asistencia de sacerdotes, de varias parroquias.
Al
término de la misma, la grey podrá disfrutar de fuegos artificiales, jarana
yucateca, bailes típicos como la cabeza de cochino, sin faltar desde luego los
antojitos para los diversos gustos, y la tradicional feria con sus juegos
mecánicos, por lo que se espera una concurrencia arriba de los 5 mil
asistentes, por tal motivo se contará con el apoyo de las autoridades
municipales y de Protección Civil para salvaguardar la integridad física de los
asistentes.
Cristo
es el Rey del universo y de cada uno de nosotros, es una de las fiestas más
importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey
del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la
gracia, de la justicia, del amor y la paz.
La
fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
El
Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de
la Iglesia es Cristo Rey.
Posteriormente
se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año
litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como
centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el
fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio.
El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos
los hombres.
Con
la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un
sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo.
Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la
tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará
definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su
gloria al final de los tiempos, en la Parusía.
Si
quieres conocer lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes leer el
Evangelio de Mateo 25,31-46.
En
la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en
nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el
Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos
instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros
hogares, empresas y ambiente.
Jesús
nos habla de las características de su Reino a través de varias parábolas en el
capítulo 13 de Mateo:
“es
semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se
convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;
“es
semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta
que fermenta toda”;
“es
semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta,
y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;
“es
semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran
precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.
En
ellas, Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo y encontrarlo,
que vivir el Reino de Dios vale más que todos los tesoros de la tierra y que su
crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo, pero eficaz.
La
Iglesia tiene el encargo de predicar y extender el reinado de Jesucristo entre
los hombres. Su predicación y extensión debe ser el centro de nuestro afán vida
como miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo reine en el
corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los
pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el
amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.
Para
lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a
Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los
sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van
abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una
manera experiencial y no sólo teológica.
Acerquémonos
a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con
profundidad escuchando a Cristo que nos habla.
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