Partidos
“patito”, del cielo al
purgatorio en Quintana Roo
Si
de por sí se encontraban en crisis permanente, Movimiento Ciudadano, el Partido
del Trabajo y el Partido Encuentro Social han entrado prácticamente al
purgatorio, en donde aguardan un destino que se vislumbra fatal, luego de que
el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) les retiró las prerrogativas al
no haber alcanzado el tres por ciento de votación total en la pasada jornada
electoral del 5 de junio.
De
esta forma los tres seguirán como partidos nacionales, donde aún no han perdido
dicho status, pero en Quintana Roo tendrán que valerse de los recursos que
reciban de sus respectivos comités a nivel central.
El
caso del Partido Encuentro Social es muy peculiar, pues ser la “cenicienta” en
las elecciones le significaba un enorme reto dado que competía contra dos
coaliciones que se disputaron la gubernatura estatal (PRI-PVEM-Panal y
PAN-PRD), pero además contra otros partidos, también de la “chiquillada”, con
más experiencia en estas lides y que lucharían con todo para tratar de salvar
sus pellejos, como el PT, cuyo mandamás es Hernán Villatoro, quien tiene
secuestrado al partido y lo ha convertido en su fuente de recursos personales y
“agencia de colocaciones” para sus familiares e incondicionales, además de
Movimiento Ciudadano, que pese al camino recorrido ha perdido la brújula con
personajes que van y vienen como candidatos.
Ante
este panorama el PES tenía tal vez alguna posibilidad de competir entre la “chiquillada”.
Su apuesta fueron dos personajes, si bien conocidos, con dudoso y criticable
pasado político reciente. Por una parte Gregorio Sánchez se levantaba quizá
como el activo más seductor para las masas. El ex presidente municipal de
Benito Juárez emprendió una campaña aguerrida, principalmente en contra de
Julián Ricalde Magaña, su discípulo y rival, con el fin de restarle el mayor
número de votos posibles al candidato de la coalición PAN-PRD y sumar para su
causa personal y del partido que lo postuló. Greg, en este sentido, ganó
perdiendo, pues si bien no obtuvo la presidencia municipal, sí sumó un número
considerable de votos que lo convirtieron en regidor. El otro personaje
importante era Carlos Mario Villanueva Tenorio, dirigente estatal del PES y ex
presidente municipal de Othón P. Blanco, a cuyo paso dejó una estela muy
cuestionable de quebranto financiero del municipio capitalino. Sin embargo él
también tuvo su recompensa personal, pues se convirtió en diputado local por la
vía plurinominal.
Antonio Cervera. |
En
donde sí falló totalmente la apuesta del PES fue en el abanderado a la
gubernatura, al postular a un gris e insípido personaje ex panista como Rogelio
Márquez Valdivia, quien sólo fue capaz de aportar para la causa 19 mil 274
votos. No obstante, estas fueron las cartas más fuertes, pues fuera de estos
tres personajes, el Partido Encuentro Social no existió.
Mención
especial tiene el Partido del Trabajo, cuyo dirigente estatal Hernán Villatoro
se ha encargado de cavarle su propia tumba, pues ha convertido a este instituto
político en “agencia de colocaciones” para sus familiares e incondicionales,
como su pareja sentimental Lorena Martínez Bellos y la sobrina de ésta,
Miroslava Reguera Martínez, quienes fracasaron rotundamente en las pasadas
elecciones.
Y
aunque el PT trató de dar la campanada en Bacalar, municipio que consideraba su
gran bastión y esperanza, no pudo con otro de sus incondicionales: Mauricio
Morales Beiza, quien sin embargo se quedó en el intento y perdió la presidencia
municipal ante el Panal, aunque pudo colocarse como regidor. Otra de las cartas
fuertes en este municipio fue la candidata a diputada local, Tania Casa Madrid,
reconocida luchadora social en la demarcación, quien sin embargo también
naufragó en el intento y poco después de las elecciones renunció al partido, no
sin antes llamar a Villatoro Barrios mantenido político, convenenciero, sumiso
y entreguista.
Gregorio Sánchez Martínez. |
Sin
embargo Hernán Villatoro y Lorena Martínez no se resignan a perder poco más de
400 mil pesos mensuales de prerrogativas que obtenían del Ieqroo y anunciaron
en días recientes que apelarán la decisión de dejarlos sin estos jugosos
recursos.
Movimiento
Ciudadano es un caso aún más crítico, pues ni siquiera postuló a un candidato a
gobernador. Sin brújula, navega sin dirigente estatal y sin nadie que dé la
cara, pues aunque se supone que sus cartas más fuertes y visibles son Ludivina
Menchaca y Antonio Cervera, pareciera que Movimiento Ciudadano es una “papa
caliente”, pues ninguno asume el liderazgo que necesita el partido. Ludivina
Menchaca salió del Partido Verde para convertirse en candidata a la presidencia
municipal de Puerto Morelos, donde cumplió su función de restarle votos al
candidato de la coalición PAN-PRD, Manolo García Salas, y de paso convertirse
en regidora. En el caso del llamado “Pelón” Cervera, su candidatura le dio la
oportunidad de convertirse también en regidor en Benito Juárez y seguir
presente en la política local, aunque sin asumir un papel protagónico dentro
del partido, que al igual que el PT y el PES bajó a las profundidades de donde
difícilmente podrá salir.
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