Millennials
y elecciones; fake
news y política en América
Este
año 2018, México, Brasil y Colombia enfrentan procesos electorales decisivos. Y
prácticamente todos los medios y los mediadores coinciden en señalar que serán
los jóvenes con edades entre 18 y 37 años –comúnmente llamados millennials—los
que habrán de definir quién sigue en el poder y quién se va a su casa.
Las
estadísticas no dejan mentir: Brasil con casi nueve millones de jóvenes —entre
16 y 19 años— que votarán por primera vez para elegir a su presidente; Colombia
con más de 13 millones de votantes potenciales y México con 14 millones —entre
18 y 23 años— que emitirán por primera vez su voto en las elecciones
presidenciales del próximo 1 de julio, “son tres ejemplos de la población
millennial que representa la nueva cara de América Latina”, dice el crítico
español afincado en México Antonio Navalón en EL PAÍS.
Obviamente,
todos los gurúes de la política, la variopinta tribu de opinadores, trepadores,
mercadólogos, demotécnicos y sociólogos de tres al cuarto han enfocado sus
estrategias (y se las han vendido a los partidos políticos) en conquistar este
“mercado” potencialmente desequilibrador de la balanza del poder. Y como todo
cuando se dice millennial se inclina hacia las redes sociales e Internet, allí
se habrán de recargar en sus formas de persuasión política. ¿Funcionarán?
Nuevas formas,
viejos vicios
Bajo
el título de “El verdadero efecto político de las noticias falsas” Brendan
Nyhan acaba de publicar (16 de febrero de 2018) en The New York Times (NYT) un
ensayo-investigación sobre el tema, inspirado en la siguiente (y decisiva)
pregunta: “¿Qué tan fácil es cambiar los votos de las personas en unas
elecciones?” La respuesta de bote-pronto es la que las formas de persuasión
política han construido: “métase en los medios de comunicación más influyentes;
dispare a sus contrincantes obuses en forma de noticias falsas y coseche
votos”.
Sin
embargo no es así, escribe Nyhan, un profesor de gobierno y política en
Dartmouth College. La respuesta a la pregunta sobre qué tan fácil es cambiarle
el panorama y la decisión electoral a una persona en particular (aún ajustándose
a las mediaciones técnicas de la época) “según concluyen una cantidad creciente
de estudios, es que la mayoría de las formas de persuasión política parecen
tener muy poco efecto”.
Es
cierto que desde el Papa Francisco hasta Mark Zuckerberg, pasando por millones
de ciudadanos de los países occidentales están preocupados por los “fake news”
en la política, sobre todo, auspiciados por los insistentes rumores de que la
falsa información fue determinante –junto con la publicidad online de la
empresa Cambridge Analytica y los bots rusos—para el triunfo de Donald J. Trump
sobre Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de Estados Unidos el 8
de noviembre de 2016. Pero, ¿es verdad que fue así?
El
ensayo publicado por Nyhan en NYT reconoce que, en efecto, hay mucho que
aprender todavía sobre los efectos político-estratégicos de las “fake news”, la
publicidad online y los bots (sean rusos o no), pero, en todo caso, no se debe
creer (no siquiera suponer) que los efectos son extraordinariamente grandes.
Por ejemplo, dice el articulista “estudios previos han encontrado que incluso
los efectos de la publicidad en televisión (quizá un medio de más alto impacto)
son muy pequeños”.
Y
agrega algo que debería mover a reflexión a todos aquellos –en Brasil, en
Colombia, en México o en donde quiera que haya elecciones con Internet, redes
sociales y millennials—que tienen la cartera abierta para comprar estudios y
modelos de persuasión política que hagan que los votantes giren su voto hacia su
candidato. “De acuerdo con una estimación creíble, el efecto neto de la
exposición a un anuncio adicional modifica el voto de un militante partidista
en aproximadamente dos de cada 10,000 personas”, apunta Nyhan.
En
otras palabras, de cada millón de personas expuestas a la propaganda a favor o
en contra de un candidato, publicidad online e incluso noticias falsas coladas
como información verdadera, solamente 200 cambiarían de opinión “en la soledad
de la urna”. Un resultado bastante magro tomando en cuenta que las elecciones
en países como Brasil y México movilizan a millones de electores, incluyendo
millennials.
Efectos
colaterales
Otros
análisis en las campañas políticas de Estados Unidos –los creadores
indiscutibles de las formas de persuasión política modernas—mostraron que
métodos como el de enviar por correo publicidad del candidato o el proselitismo
en persona, tienen un efecto promedio igual a cero. Así también, los efectos
son nulos en los anuncios online sobre asuntos y candidatos políticos. Los bots
y los “fake news” podrían tener más efectos políticos de persuasión. Sin
embargo, el “efecto bumerang” que se está viendo en la Casa Blanca actual
podría resultar contraproducente en el corto plazo. En el largo plazo, sin duda
que se va a producir.
Nyhan
dice en su ensayo que para evaluar las aseveraciones que se hacen sobre un
inmenso efecto persuasivo de contenido dudoso puesto en línea, hay tres
cuestiones que se deben evaluar: cuántas personas vieron, en realidad, el
material cuestionable; si la gente expuesta es fácil de convencer y cuál es la
proporción de noticias falsas vistas por la gente. Dicho de otra manera, no
porque se introduzca en línea una noticia falsa todos los usuarios de redes
sociales la van a ver; no todos, ni la mayoría, van a cambiar su intención de
voto y son muy pocos –cada vez menos—que se van a los sitios de “fake news”
(generalmente no son los indecisos).
El
profesor y articulista de NYT termina diciendo: “Ninguno de estos hallazgos
indica que las noticias falsas y los bots no sean señales preocupantes para la
democracia. Pueden confundir y polarizar a los ciudadanos, minar la confianza
en los medios y distorsionar el contenido del debate público. Sin embargo,
quienes quieran combatir la desinformación en línea deben dar pasos con base en
evidencias y datos; no en exageraciones o especulación”. Lo mismo deberían
hacer candidatos y partidos políticos antes que los embauquen con la madre del
cordero de que “todos los millennials son igualitos y van a reaccionar al
estímulo de la noticia falsa con la respuesta de darle el voto a esta fórmula
política”. (aleteia.org).
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