Víctor
Hugo Guzmán sólo
se nos adelantó en el camino
De
noche y una suave llovizna que caía apenas humedecía las calles y los
panorámicos de los vehículos. Los cajones que sirven para estacionarse sobre la
avenida Andrés Quintana Roo estaban llenos, por lo que habría que buscar un
espacio en las calles aledañas.
Los
comunicólogos de las diversas fuentes informativas como radio, televisión,
prensa escrita y digital iban llegando conforme terminaban sus trabajos en sus
respectivas redacciones, áreas de trabajo; compañeros que como suele decirse,
de la vieja guardia, desde los que andan en las calles tras la nota hasta
quienes trabajan detrás de las pantallas, cámaras, micrófonos y de un
escritorio, acudieron a la funeraria para acompañar al amigo y compañero,
hombre de gran trayectoria en el gremio periodístico, de rostro serio, adusto,
siempre dispuesto a transmitir su acervo cultural a los nuevos valores en lo
que a letras respecta.
En
la funeraria, y mientras periodistas que le conocieron y apreciaron a quien en
vida se llamó Víctor Hugo Guzmán Olague, algunos en la sala principal, otros
socializaban en la cafetería, conversaban de los temas candentes de nuestra
vida en sociedad, como la cuestión política, otros recordaban al amigo, su
trayectoria, aventuras quizá, de cuando gozaba de vida.
En
la sala de velación se encontraba el féretro, y un grupo de señoras, mujeres la
gran mayoría, pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen María por el
eterno descanso del compañero, amigo y vecinos de la colonia Cecilio Chi, en la
Región 510 de esta ciudad de Cancún. La lista de acompañantes aun vacía, aunque
en la sala y cafetería socializaban los compañeros de la vieja guardia,
recordando anécdotas vividas con el amigo, quien sólo se nos adelantó al lugar
de encuentro con el Señor.
Descanse
en paz, Víctor Hugo Guzmán Olague.
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