jueves, 20 de septiembre de 2018


Víctor Hugo Guzmán sólo
se nos adelantó en el camino

Konaté Hernández

De noche y una suave llovizna que caía apenas humedecía las calles y los panorámicos de los vehículos. Los cajones que sirven para estacionarse sobre la avenida Andrés Quintana Roo estaban llenos, por lo que habría que buscar un espacio en las calles aledañas.
Los comunicólogos de las diversas fuentes informativas como radio, televisión, prensa escrita y digital iban llegando conforme terminaban sus trabajos en sus respectivas redacciones, áreas de trabajo; compañeros que como suele decirse, de la vieja guardia, desde los que andan en las calles tras la nota hasta quienes trabajan detrás de las pantallas, cámaras, micrófonos y de un escritorio, acudieron a la funeraria para acompañar al amigo y compañero, hombre de gran trayectoria en el gremio periodístico, de rostro serio, adusto, siempre dispuesto a transmitir su acervo cultural a los nuevos valores en lo que a letras respecta.

En la funeraria, y mientras periodistas que le conocieron y apreciaron a quien en vida se llamó Víctor Hugo Guzmán Olague, algunos en la sala principal, otros socializaban en la cafetería, conversaban de los temas candentes de nuestra vida en sociedad, como la cuestión política, otros recordaban al amigo, su trayectoria, aventuras quizá, de cuando gozaba de vida.
En la sala de velación se encontraba el féretro, y un grupo de señoras, mujeres la gran mayoría, pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen María por el eterno descanso del compañero, amigo y vecinos de la colonia Cecilio Chi, en la Región 510 de esta ciudad de Cancún. La lista de acompañantes aun vacía, aunque en la sala y cafetería socializaban los compañeros de la vieja guardia, recordando anécdotas vividas con el amigo, quien sólo se nos adelantó al lugar de encuentro con el Señor.
Descanse en paz, Víctor Hugo Guzmán Olague.

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