Embajadas de Cuba y EU en ambas
capitales reducen
al mínimo su actividad
Escultura ecuestre de José Martí en el Parque Central de Nueva York. |
N. Mario Rizzo
LA HABANA.— Luego de las medidas unilateralmente
adoptadas por los EEUU dando respuesta a un supuesto y añejo “ataque sónico”
las actividades propias de una legación diplomática, tanto de la embajada
norteamericana en Cuba como de la cubana en Washington DC, se han reducido a un
mínimo.
El consulado cubano en el país norteño contaba con
16 funcionarios, cuya principal misión es la de atender los requerimientos
consulares de la amplia diáspora cubana en ese país, ahora sólo cuenta con un
diplomático que obviamente sólo podrá atender los asuntos urgentes.
La embajada norteamericana en La Habana ha
anunciado que las personas que ya contaban con visas podrán viajar, pero que al
menos en los próximos tres meses no podrán atender nuevas solicitudes, lo cual
representa un serio problema hasta para atender las gestiones requeridas por
funcionarios cubanos que han estado viajando, y supuestamente deben continuar
haciéndolo, para participar en reuniones de diferentes comisiones bilaterales
creadas para tratar una gran gama de asuntos de alto interés para las dos
partes. Demostrando una falsa preocupación por las personas afectadas las
autoridades norteamericanas han informado que quienes deseen solicitar visas
pueden ir a un tercer país y solicitarla desde allí.
Familiares de emigrados, gente sencilla que
aspiraba a visitar los EEUU como turistas, y muchas otras personas,
calificables en otras categorías, ven obstaculizados sus planes debido a
decisiones precipitadas y posiblemente infundadas. Muchos de ellos se preguntan
cómo el presidente Trump adopta tan dramática postura con motivo de haberse
enfermado un grupo de diplomáticos y sus familiares, mientras elude tomar
partido contra la proliferación del uso de armas letales en su país, o
simplemente abandona a su destino a más de 3,5 millones de portorriqueños.
Mientras, en La Habana, ciudad en calma y
recuperación, y muy a tono con el carácter y temperamento de sus habitantes
trabajan intensamente en la colocación de una escultura en su centro histórico.
Pero no se trata de una escultura cualquiera, es
una copia a tamaño original con más de tres toneladas de metal, del monumento a
José Martí ubicado en el Central Park de New York, y para sorpresa de muchos se
trata de un obsequio del pueblo norteamericano al pueblo cubano.
El Martí montando sobre su caballo, que recrea los
últimos momentos vividos por el Apóstol cubano, está siendo emplazado en el
parque 13 de Marzo a un costado del antiguo Palacio Presidencial, hoy en día
Museo de la Revolución, muy cerca del lugar donde también se encuentra el Yate
Granma, nave que vincula a los cubanos con otro pueblo cercano, el mexicano.
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