México:
El fraude de cada elección
La
mirada de un periodista cubano y desde Cuba al entorno electoral mexicano
AMLO
es el favorito entre los jóvenes de entre 18 y 29 años.
Foto: EFE.
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Arnaldo
Musa
CIUDAD
DE MÉXICO.— Se debe discutir cómo derrotar al fraude electoral antes de que
este se realice y se materialice en las elecciones presidenciales de julio
Nada
nuevo se dice cuando se afirma que la izquierda pudiera llegar a ocupar la
presidencia mexicana, si se mantiene la tendencia popular de respaldo que
tendrá que hacerse valer en los comicios de julio venidero.
Lo
nuevo sería si se respetara el conteo de los votos y se alejara la alta
posibilidad de fraude en una nación que se dice democrática, pero donde la
derecha enquistada en el poder solo cedería ante un igual y nunca ante la
izquierda, como se ha demostrado plenamente.
Recordemos
que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ex alcalde de Ciudad de México que
comenzó su carrera como político del hoy gobernante Partido Revolucionario
Institucional (PRI), fue uno de los principales contendientes en las elecciones
presidenciales del 2006 y 2012. En el
2006, fue declarado perdedor por menos de un punto porcentual, alegó que había
habido fraude, organizó protestas, y mantuvo al país en vilo durante más de un
año.
Tanto
en esa como en la posterior elección el fraude quedó demostrado, pero nada
hicieron las autoridades electorales, pendientes de que no se enturbiara el
estatus de derecha instituido en el país, con sexenios presidenciales
consecutivos de ignorancia política, corrupción y una violencia rayana en la
guerra sostenida bajo el pretexto de combatir al narcotráfico.
Las
cifras son contundentes: 250 000 muertos, 50 000 desaparecidos, y 300 000
desplazados, y cada muerte tiene cuatro o cinco deudos, por lo cual millones de
personas están marcadas por la guerra en México.
En
lo que respecta al ejército, este es inoperante ante una guerra irregular y
solo sirve para aumentar su poder de abuso, gracias a que ha sido investido con
una ley de seguridad calificada de fascista y que solo sirve para reprimir a
quienes no deben serlos.
El
gobierno gasta millones en publicidad oficial y la cultura y la prensa se
vuelven orgánicas, no hacen nada digno para un pueblo mayoritariamente inculto,
y no cuentan como el narcotráfico y los políticos corruptos son lo mismo.
Lo que hay que
hacer
A
los 66 años, el productor Epigmenio Ibarra se ha ganado el odio del actual
gobierno con su más reciente serie: Ingobernable, protagonizada por Kate del
Castillo, y el de otros más, al vincularse con Andrés Manuel López Obrador,
sobre quien ha hecho una película.
Dice
que todo este cóctel ideológico que lo rodea tiene su origen en la guerra de El
Salvador donde comenzó su militancia de izquierda.
“Maldito
sea (el expresidente) Felipe Calderón, quien por megalomanía se vistió de
general y enarboló una bandera manchada con sangre de otros. Desde sus oficinas
blindadas mandó matar y morir a los jóvenes de México. Debemos lograr la paz de
inmediato, meter al ejército al cuartel y desandar la guerra. Hemos perdido una
generación completa. México ha perdido una generación completa de jóvenes por
la guerra contra el narco”, destacó.
En
lo que respecta al proceso electoral solo se sabe que AMLO aspirará a la
presidencia por el izquierdista Movimento de Regeneración Nacional (MORENA),
que a pesar de los obstáculos le quita el sueño a Estados Unidos, por la
posibilidad de lo que pudiera pasar lo impensable hasta ahora.
Aunque
el presidente Peña Nieto ha propuesto a un neolberal más consumado, José
Antonio Meade, como el candidato del PRI y de otros partidos que integran un
frente que denominan falsamente de centrista y hasta de centroizquerda, la
decisión final llegará en febrero. De todas maneras, la inseguridad y la
corrupción lastran al aspirante.
Otro
bloque, que encabeza el derechista Partido de Acción Nacional (PAN) y al que se
ha sumado el de ”izquierda arrepentida” Partido de la Revolución Democrática
(PRD), apoya al panista Ricardo Anaya, en tanto la candidata indígena Marichuy
dice que la izquierda está muerta en México y posiblemente tendrá una labor de
restarle votos a esta tendencia.
El
ex embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza advirtió que si los
políticos actuales no han tomado medidas para combatir la corrupción y la
violencia, será muy difícil asustar a la gente con la posibilidad de que gane
López Obrador.
“La
gente dirá: ‘¿Me están diciendo ustedes que debo tenerle miedo a López Obrador,
cuando ustedes no han hecho nada durante años?’ ”, añadió, para considerar que
“el PAN fue el mayor ganador en las elecciones estaduales del 5 de junio del
2016, pero su líder, Ricardo Anaya, es poco conocido. En cambio, López Obrador
es el candidato opositor más conocido del país, y es el que tiene más
probabilidades de beneficiarse del actual sentimiento anti-sistema”, aumentado
con las acciones antimexicanas del presidente norteamericano, Donald Trump.
Por
otra parte, si alguna duda hubiese de las intenciones del gobierno encabezado
por Peña Nieto, basta ver las declaraciones que hizo en la XXII Asamblea
Nacional del PRI. No le pareció suficiente con asumir el papel de jefe de
campaña de su partido, enderezó una serie de diatribas contra el dirigente
nacional de MORENA y cerró su discurso, planteando que no se permitiría un
cambio de rumbo económico y político en el país, y fue más lejos al decir:
“Cuando gana el PRI, gana México”, frase que reiteró al término de su discurso
como si fuera un nuevo eslogan de campaña.
Así
las cosas, se debe discutir cómo derrotar al fraude electoral antes de que este
se realice y se materialice en las elecciones presidenciales de julio. No es un
problema de voluntad, sino de construcción de un movimiento popular lo
suficientemente poderoso para lograr imponer el respeto al voto de la
ciudadanía.
Subrayo:
solo una movilización popular de envergadura, sostenida contra viento y marea,
pudiera hacer valer el voto ciudadano. (Cubasi, 25/01/18).
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