El
presidente legítimo: Nicolás Zúñiga y Miranda
Si
hubo un personaje de la vida política de México que merece tratarse es don
Nicolás Zúñiga y Miranda, un hombre a quien le decían el loco, el candidato
perpetuo, el candidato del pueblo y el candidato de la gente, esto en medio de
chistes y otras burlas en tiempos de don Porfirio Díaz .
Zúñiga
se postuló varias veces como candidato independiente a la Presidencia de la
República, y desde su primer intento, luego de ser derrotado, denunció el
fraude electoral y se autodeclaró Presidente Legítimo de México.
Don
Nicolás (Zacatecas 1865-Ciudad de México 1925) fue un personaje famoso en su
tiempo, la gente que lo encontraba por las calles, en los cafés o restaurantes,
le daba el trato de señor Presidente.
Según
narran, él era un hombre tranquilo, de gran bigote, que vestía levita negra
cruzada y sombrero de copa. Era abogado de profesión y tenía su despacho en el
Centro Histórico. Dicen que su carácter era apacible hasta que la proximidad de
las elecciones para él eran como un llamado de la selva para los gatos, pues
enloquecía y entraba en un estado de furor guerrero y esa obsesión por ser el
Presidente.
Zúñiga
lanzaba su candidatura por un partido que era él mismo, con lo que se ahorraba
debates, campañas internas o encuestas. En 1892 se presentó como el candidato
de la gente con muchos ánimos, pero don Porfirio le ganó. En esos comicios, don
Nicolás aseguró haber sido el vencedor, y para defender su victoria, denunció
el fraude, por lo que fue arrestado y pasó casi un mes en la cárcel. Fue
entonces que, al salir, se autoproclamó Presidente legítimo de México.
Se
sabe que Zúñiga y Miranda también participó en las elecciones presidenciales de
1896, 1900, 1904 y 1910, siempre con el mismo resultado y con la misma
respuesta: denunciar el fraude y autoproclamarse Presidente legítimo. Otros
dicen, que en realidad compitió ocho veces por la Presidencia: cinco contra don
Porfirio, contra Carranza (1917), Obregón (1920) y Calles (1924).
Aunque
nunca consiguió más que algunos votos, él seguía siendo una figura popular y recordaba
del hecho de que México todavía no se había convertido en una democracia
completa aun después de la revolución. Finalmente, Nicolás Zúñiga y Miranda,
murió en la pobreza años más más tarde.
El
pintor mexicano Diego Rivera lo inmortalizó en un mural que podemos apreciar en
un espacio cultural, atrás de la Alameda Central, en el Museo Mural Diego
Rivera. El mural se llama "Sueño de una tarde dominical en la Alameda
Central" (pintado en 1947), en el que al lado de la Catrina de Posada, Maximiliano,
Carlota, Diego Rivera (niño) y Frida, vemos a don Nicolás en dos detalles: en
un periódico de la época que levanta un voceador y también dialogando con el
presidente Díaz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario