lunes, 22 de enero de 2018

El presidente legítimo: Nicolás Zúñiga y Miranda

Si hubo un personaje de la vida política de México que merece tratarse es don Nicolás Zúñiga y Miranda, un hombre a quien le decían el loco, el candidato perpetuo, el candidato del pueblo y el candidato de la gente, esto en medio de chistes y otras burlas en tiempos de don Porfirio Díaz .
Zúñiga se postuló varias veces como candidato independiente a la Presidencia de la República, y desde su primer intento, luego de ser derrotado, denunció el fraude electoral y se autodeclaró Presidente Legítimo de México.
Don Nicolás (Zacatecas 1865-Ciudad de México 1925) fue un personaje famoso en su tiempo, la gente que lo encontraba por las calles, en los cafés o restaurantes, le daba el trato de señor Presidente.
Según narran, él era un hombre tranquilo, de gran bigote, que vestía levita negra cruzada y sombrero de copa. Era abogado de profesión y tenía su despacho en el Centro Histórico. Dicen que su carácter era apacible hasta que la proximidad de las elecciones para él eran como un llamado de la selva para los gatos, pues enloquecía y entraba en un estado de furor guerrero y esa obsesión por ser el Presidente.

Zúñiga lanzaba su candidatura por un partido que era él mismo, con lo que se ahorraba debates, campañas internas o encuestas. En 1892 se presentó como el candidato de la gente con muchos ánimos, pero don Porfirio le ganó. En esos comicios, don Nicolás aseguró haber sido el vencedor, y para defender su victoria, denunció el fraude, por lo que fue arrestado y pasó casi un mes en la cárcel. Fue entonces que, al salir, se autoproclamó Presidente legítimo de México.
Se sabe que Zúñiga y Miranda también participó en las elecciones presidenciales de 1896, 1900, 1904 y 1910, siempre con el mismo resultado y con la misma respuesta: denunciar el fraude y autoproclamarse Presidente legítimo. Otros dicen, que en realidad compitió ocho veces por la Presidencia: cinco contra don Porfirio, contra Carranza (1917), Obregón (1920) y Calles (1924).
Aunque nunca consiguió más que algunos votos, él seguía siendo una figura popular y recordaba del hecho de que México todavía no se había convertido en una democracia completa aun después de la revolución. Finalmente, Nicolás Zúñiga y Miranda, murió en la pobreza años más más tarde.
El pintor mexicano Diego Rivera lo inmortalizó en un mural que podemos apreciar en un espacio cultural, atrás de la Alameda Central, en el Museo Mural Diego Rivera. El mural se llama "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central" (pintado en 1947), en el que al lado de la Catrina de Posada, Maximiliano, Carlota, Diego Rivera (niño) y Frida, vemos a don Nicolás en dos detalles: en un periódico de la época que levanta un voceador y también dialogando con el presidente Díaz.

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