La
corrupción, de la calle a las cúpulas del Estado
CIUDAD
DE MÉXICO.— El problema de la corrupción debe ser analizado desde un ángulo
sistémico para, entre otros, reconocer que la corrupción del viejo régimen
tenía una relación con su política tributaria, y que las privatizaciones que se
prometieron como un instrumento para terminar con la corrupción durante las
reformas neoliberales tendieron a concentrarla en las cúpulas y en los sectores
medios de la burocracia a expensas, muchas veces, de las filas inferiores del
gobierno, sostuvo el antropólogo Claudio Lomnitz-Adler.
De
hecho, habría que también admitir que “las reformas neoliberales dejaron un
gobierno relativamente más débil y más fácil de intimidar, manipular o coptar desde
los particulares, incluidos los particulares pertenecientes al crimen
organizado”, añadió el investigador de la Universidad de Columbia.
Lomnitz-Adler
planteó que, si hoy en México se diera una discusión cabal sobre el tema de la
corrupción, se debería empezar por reconocer la importancia de contar con
políticas que fortalezcan lo público frente “a la privatización rampante y el
capitalismo salvaje” que en la actualidad priva en sectores muy importantes de
la economía nacional. El también
historiador dijo que el combate a la corrupción debe pasar necesariamente por
un estudio y un análisis del sistema de tributación y de cómo se financian los
gobiernos, así como por una genuina política de responsabilidad, “misma que hoy
por hoy brilla por su ausencia”.
Durante
el ciclo de conferencias: Los problemas nacionales y el derecho, en la mesa
titulada Corrupción como fenómeno social, que coordina el ministro José Ramón
Cossío Díaz, miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de
Ciencias, Claudio Lomnitz-Adler señaló que en un contexto así, es un error
comenzar a analizar el problema de la corrupción desde la moralidad.
La corrupción como
estrategia de gobernanza y como estrategia privatizadora
Al
abordar este tema, el investigador hizo referencia al antiguo régimen en
México, lo que era el sistema político postrevolucionario hasta la época de los
ex presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, y al régimen
durante las profundas reformas que empezaron a hacerse en el sistema de gobernar
en la economía de los años 80 y 90.
“En
el antiguo régimen, la corrupción era una estrategia de gobierno implementada
de manera informal, pero a nivel sistémico. Este aspecto sistémico se relaciona
con el sistema tributario en el país. México es y ha sido a lo largo del siglo
XX uno de los países de América que recoge menos impuestos, algo de lo que los
mexicanos no están muy conscientes”, destacó.
A
partir de la expropiación petrolera, en la época del general Lázaro Cárdenas,
el Estado mexicano se financió desproporcionadamente de los réditos petroleros
y mantuvo una política de recaudar muy pocos impuestos sobre la renta, predial
y, durante muchos años también, bajos impuestos sobre el valor agregado.
Desde
la perspectiva de Lomnitz-Adler, en un ambiente así, la corrupción floreció
como una manera de subsidiar el trabajo del gobierno y el sistema corrupto del
viejo régimen tuvo distorsiones desde el punto de vista de la justicia, ya que
los mecanismos corruptos favorecen regular y sistemáticamente al que tiene
dinero por encima del que no lo tiene. El que tenía dinero para dar propina
recibía, por ejemplo, mejor servicio de recolección de basura.
El
viejo régimen, añadió el antropólogo, era de corruptelas que operaban en
instancias abajo y que subían internamente por el sistema: el policía cobraba
mordidas, le pagaba cuotas al supervisor y así sucesivamente, “era un sistema
de extracción a nivel de la calle y ahora lo que se ve es un sistema de
extracción a nivel cupular”.
Era
la alternativa para mantener un sistema de servicios eficaz en el que se
pudiera exigir, por ejemplo, limpieza, admitió. Sin embargo, el profesor de la
Universidad de Columbia subrayó que “la
no corrupción hubiera tenido por fuerza que pasar por una reforma tributaria
profunda a la que se resistió siempre la sociedad mexicana y que el gobierno
por su lado no quiso imponer, entonces es un cierto arreglo entre el gobierno y
la sociedad”.
La transición
neoliberal
La
corrupción en la era neoliberal tiene una problemática diferente. Esas reformas
durante las décadas de los 80 y 90 implicaron varios cambios desde el ángulo de
la corrupción. En primer lugar, las reformas buscaban adelgazar al Estado, que
era representado frecuentemente como obeso, ineficiente y sucio, justamente por
corrupto.
La
propuesta principal para adelgazarlo fue a través de la privatización, así
comenzó la venta de empresas, la ampliación de los derechos de propiedad
privada poniendo fin a la reforma agraria, y realizando cambios a las leyes de
inversión extranjera. Se inició la implementación de servicios privados para
suplementar el trabajo de gobierno. Hubo contratación de empleados,
construcción de cárceles y carreteras privadas y así se fueron privatizando
funciones que habían estado monopolizadas por el Estado.
Este
movimiento amplio de privatización presentó nuevas formas de corrupción
diferentes a las que fueron más características del viejo régimen. “Parte de la
idea que estoy tratando de compartir es que es problemático pensar en la
corrupción como un problema eterno que pudiera venir de los aztecas o con la
llegada de los españoles, porque cada régimen o momento histórico tiene sus
formas”, dijo Lomnitz-Adler.
De
esta forma, la privatización abrió la puerta a una serie de corruptelas. El
Estado, al despojarse de las funciones que realizarían empresas privadas,
necesitó licitar, lo cual se convirtió en una fuente de corrupción mucho más
importante de lo que habían sido antes.
“Vuelvo
a recalcar que estas modalidades de corrupción, características de la
transición neoliberal implican de manera preferencial arreglos de cúpula, la
corrupción se quedó en actores políticos encumbrados. En lugar de la imagen de
corrupto como la del policía de tránsito o funcionarios de bajo nivel, de
pronto la imagen de la corrupción sube a nivel cupular”, apuntó.
De
acuerdo con Claudio Lomnitz-Adler, la definición de corrupción viene de la idea
de romper algo juntos, co-romper. La palabra misma desde su origen sugiere una
actividad en la que existe una tensión en el mundo social entre los intereses
de los particulares que se pueden juntar en un momento dado y el interés
general de la comunidad.
“Esto
es un problema sociológico básico de cualquier sociedad que no tiene que ver
con el ADN de ninguna otra, tiene que ver con la lógica misma de lo social. En
México, en el antiguo régimen se veía a la corrupción, principalmente, como un
sistema de extorsión del gobierno y ahora muchas veces se le ve como un asalto
al Estado desde los privados”, indicó. (Academia Mexicana de Ciencias).
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