Julián Ricalde, camaleónico oportunista
Constituido ya como todo un oportunista de la política, al más puro estilo de los “viejos lobos” con colmillo retorcido, Julián Ricalde Magaña se mueve por todos los resquicios perredistas como pez en el agua, y si bien hace un año renunció a su militancia con un amplio texto y video de por medio divulgados profusamente en sus redes sociales, ahora, en el umbral de la campaña electoral local, es capaz de convertirse en un camaleón para reinventar su propia historia perredista.
De esta forma, el ex presidente municipal de Benito Juárez, que salió por la puerta de atrás con su fiel escudero y actual diputado local “independiente”, Jorge Aguilar Osorio, con quien renunció al PRD para formar el “Movimiento por la Alternancia Democrática”, ahora vuelve a pintarse de amarillo con el fin de convertirse de nuevo en presidente municipal de Benito Juárez, puesto al que llegó gracias a su maestro Gregorio Sánchez Martínez, de quien se deslindó tan pronto pudo volar con sus propias alas. Sin embargo al ex alcalde al parecer se le ha olvidado que su primera gestión (2011-2013) fue catastrófica, pues dejó al municipio saqueado y en la bancarrota, al dejar una deuda a corto plazo por más de 667 millones de pesos, lo que propició el incremento de la deuda a largo plazo a más de 1, 999 millones de pesos.
Ricalde Magaña, en una más de las incongruencias de la izquierda, siendo ahora “independiente” quiere ser candidato perredista, para lo cual acudió a la capital del país para prácticamente “lamer las botas” al dirigente nacional del PRD, Agustín Basave, junto con Aguilar Osorio, al tiempo que manifestó que nunca ha dejado de ser de izquierda e incluso, como para dejar en claro que su servilismo va en serio, mostró su apoyo irrestricto a Carlos Joaquín para que encabece la alianza PAN-PRD.
Todo esto parecería contradictorio e incongruente, pero en la izquierda mexicana, en especial en Quintana Roo, todo es posible con los oscuros personajes que se han aprovechado del sol azteca buscando sólo sacar beneficio personal, sin importar que de paso lleven al abismo a la institución que les da cobijo y los impulsa.
Julián Ricalde se defiende tratando de explicar cantinflescamente que renunció por la falta de una verdadera actitud de contrapeso y luego de que hace un año dijera que no le interesaba una candidatura sino organizar a la oposición, ahora se acerca al mismo partido al que criticó y en el que no sólo siguen los mismos, sino que están regresando otros de su misma calaña, como Gregorio Sánchez Martínez y Jaime Hernández Zaragoza, con las mismas intenciones que él: buscar una candidatura para obtener el “hueso” y seguir viviendo de la política, que al parecer para ellos representa un negocio muy lucrativo.
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