Una boda en La Habana:
Signos de una nueva relación bilateral
N. Mario Rizzo Martínez
LA HABANA.— La
apertura en Cuba ha alcanzado diferentes esferas tanto de la economía como de
la vida social. Tanto es así que el pasado 17 de abril una joven pareja de
cubanos residentes en Miami Dade
celebraron su matrimonio religioso en la Catedral de La
Habana.
Desde que
tomaron la decisión tuvieron que dedicar algunas horas y esfuerzos para
garantizar que su unión pudiese realizarse y de tal forma que los invitados a
ambos lados del Estrecho de La Florida
quedaran satisfechos.
Los felices contrayentes y sus respectivas familias en la Catedral de La Habana. |
Primero tuvieron
que prepararse para que la Iglesia Católica aprobara la celebración; asistieron
a charlas prematrimoniales y dieron cumplimiento a ciertos requisitos exigidos.
Luego los
familiares en Cuba debieron hacer
todas las reservaciones y preparativos necesarios puesto que los contrayentes
sólo dispondrían de 4 o 5 días para su estancia en La Habana.
Por parte de la
iglesia recibieron hasta facilidades para celebrar la ceremonia en la Catedral
de La Habana, antigua y muy conservada construcción ejemplo del barroco cubano
y enclavada en el mismo centro de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad.
Como desde hace
algún tiempo han aparecido en Cuba pequeños empresarios dedicados a muy
disímiles actividades tanto la filmación en video, las fotos, el adorno de la
iglesia y del salón de fiestas, corrieron a cargo de personas contratadas a
esos efectos y que sin dudas lo hicieron con calidad y a precios muy
competitivos.
Una entidad
estatal alquiló la sala de fiestas y proveyó el bufet, y hasta varios vehículos
fueron alquilados para trasportar a unos 120 asistentes.
La recepción se llevó a cano en una sala de fiestas. |
Geisel
y Manolo,
que así se llaman los felices enamorados, pudieron cumplir su sueño. Estuvieron
acompañados por casi 20 familiares y amigos residentes en Estados Unidos y la
mayor parte de ambas familias y sus muchos amigos que viven en la isla.
Lo exitoso de la
ceremonia y de la fiesta hubiese sido inimaginable hace sólo unos meses y
habrán de continuar cambiando las cosas hasta tanto en algún momento pudiera
ocurrir a la inversa como corresponde a países civilizados y vecinos.
Geisel y Manolo,
cumplido el sueño de jurarse amor eterno, se reincorporaron pocas horas después
a su hogar y sus labores. Forman parte de las nuevas generaciones emigradas que
prefieren disfrutar de lo mejor que en ambas partes les puedan ofrecer.
Quienes pudimos
asistir al evento no podemos menos que sentirnos satisfechos y desear a los
jóvenes larga y feliz vida.
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