La Candelaria: Fiesta de
la Presentación del Señor
Konaté Hernández
La
Presentación del Señor es una de las festividades más celebradas, aunque
pocos fieles católicos conocen su verdadero sentido.
En el siglo IV de nuestra era la fecha de la celebración
era el 14 de febrero, es decir 40 días después de la Epifanía, que es la
manifestación del Señor a los hombres a través de los sabios de Oriente. Para
el siglo V empezaron a usarse veladoras en alusión al cántico de Simeón referente al Mesías: Luz para
alumbrar a las naciones...
También se le llamó “Fiesta
de la Purificación de María”, debido a que toda mujer que daba a luz tenía
que purificarse durante 40 días, período conocido como cuarentena, (Levítico
12, 1-8). Con la reforma del Concilio
Vaticano II se le cambió el nombre, poniendo al centro del acontecimiento
al Niño Dios cuando es presentado al
templo (Éxodo 13, 1-12), esto sin demeritar la presencia de María, sino darle
el lugar que se merece al Salvador.
San Lucas 22, 38
detalla la prescripción de la purificación de la Madre y la consagración del
primogénito, en referencia a Jesucristo.
En esta festividad la Iglesia Católica da mayor
realce a una serie de ofrecimientos que se hacen a la gloria de Dios. Primero:
María y José ofrecen a Jesús en quien reconocen que este niño es el Hijo de
Dios para salvación de todos los pueblos. Simeón y Ana son figuras proféticas
que dan ejemplo de vida consagrada y de anuncio al misterio salvífico.
La bendición de
las velas
simboliza la luz de Cristo que los asistentes llevan consigo, por lo que
encender estas velas en algunos momentos de la vida ayuda a disponer el
espíritu para la oración, para disipar las tinieblas del pecado y de la muerte.
En la actualidad los sacerdotes, religiosas y todo aquel
que practica las virtudes evangélicas: pobreza, castidad y obediencia son
quienes renuevan sus promesas a la vida consagrada, por lo que cada año repiten
aquel acto de entrega total de amor, tal como lo realizaron María y José al
presentar a su Amadísimo Hijo como ofrenda viva al Padre. En esta manifestación
amorosa, los consagrados reciben la gracia espiritual para desempeñar el
ministerio encargado por Cristo a quien entregan su vida, siempre en brazos de
María, lo que guarda estrecha relación con la presentación de los primogénitos
como ofrenda viva al Señor.
En referencia al término Candelaria,
este es un vocablo de origen latino y significa candela: vela que purifica la
luz, se le relaciona con la Presentación del Señor al templo, así como de la
purificación de María. Según la ley judía, las madres de los primogénitos
varones debían presentar a sus hijos al templo, al cabo de 40 días de su
nacimiento. En tanto a las velas o candelas que llevaban los fieles en la
procesión, quedo establecida por el emperador bizantino Justiano I.
Con respecto al origen bíblico, esta fiesta data
desde el Antiguo Testamento, cuando
el Señor ordena a su Ángel exterminador pasar por las tierras egipcias para
fulminar a todo primogénito varón de estos, y de esta manera para obligar a
faraón conceder la libertad a los israelitas, (Éxodo 12, 29), mientras que por
otro lado Dios le ordena al libertador Moisés: conságrame los hijos mayores,
porque todo primer hijo de los israelitas me pertenece (Ex 13, 2).
De esta manera la presentación del Niño Jesús por
sus padres se da 40 días después de la purificación o cuarentena de la madre,
cuando viajan a Jerusalén para cumplir lo prescrito por la Ley Mosaica, (Lc 2,
22). Por tal motivo el Día de la Candelaria a imitación de la Sagrada Familia,
todos los que son padres, deben presentar a sus primogénitos al Señor, como
ofrendas vivas en alusión a la alianza antigua entre Dios y los hombres “todo
primogénito varón me pertenece para ser consagrado al orden sacerdotal bajo el
rito de Melquisedec: Tú eres sacerdote para siempre” y ser como Cristo: Sumo y
Eterno sacerdote.
Actualmente como desde hace mucho tiempo se ha
vuelto tradicional que se vista y lleve a las parroquias la representación del
niño Jesús.
Comer
tamales, tomar atole champurrado, ponche, vestir al Niño Jesús a la usanza
y de acuerdo a las labores cotidianas de la familia, tales como artesano,
maestro, médico, y hasta de futbolista, etc., convivir con la familia y amigos,
es parte de la religiosidad y tradición popular donde se fusionan creencias
profanas de los pueblos con las tradiciones sacras, descritas en los textos
sagrados, así como la tradición oral heredada por los apóstoles, lo que forma
parte de un sincretismo cultural religioso.
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