Día de Muertos
en Cancún
Segundo día de noviembre. Día de
Muertos en México. El sol brilla en todo su esplendor, aunque la fresca
brisa de otoño suaviza lo suficiente para hacerlo agradable. Una cubeta, unos
trapos para limpiar, tierra para sembrar flores, una pequeña pala y vámonos al
panteón.
El coche debe quedarse en el
paradero de autobuses porque la calle de acceso a los panteones Jardines de Paz
y el municipal Los
Olivos está cerrada para evitar mayor caos, así que hay que caminar entre
ríos de gente que a las 10 de la mañana va y viene entre puestos de comida:
tacos de carnitas, de canasta, tamales, refrescos, aguas frescas, pan de muerto,
papas fritas, papas a la francesa; y de flores, muchas flores de todos colores
y formas: rosas, margaritas, gladiolas, cempasúchil.
Hasta una funeraria ofrece sus servicios, por si acaso alguien desea prevenir
su futuro, y para los que no han sido previsores, hay servicio de baño público
a 4 pesos.
Entre olores de flores e incienso
se llega a Los Olivos. A la entrada elementos de Protección Civil se encuentran listos para cualquier eventualidad.
Frente a la capilla un mariachi está listo para comenzar a tocar y hacer
agradable la jornada de los deudos que llegan a visitar a sus seres queridos. Otros
grupos de músicos recorren los pasillos
del panteón, algunos van en dúo, trío, o grupos más grandes; hay norteños
con todo y acordeón, y trovadores solitarios; ofrecen tocar las canciones que
le gustaban al difunto.
En el pasillo, una llave de
agua apenas ofrece un chisguete a las pacientes personas que formadas esperan
llenar sus cubetas. Elementos de policía
recorren los pasillos, limpios de maleza estos días, a diferencia de la
mayoría del resto del año. Pero aunque la limpieza es notoria, no todos los
difuntos tienen la fortuna de que sus familias los vayan a visitar, eso se nota
en algunos pasillos vacíos; algunas
tumbas lucen abandonadas, deterioradas, hay otras que están desfondadas,
vacías. Pero hay muchos familiares que recuerdan con cariño a sus difuntos y se
esmeran en limpiar sus tumbas, las remozan, las pintan, les colocan flores y
veladoras, rezan plegarias y a los más afortunados hasta música les toca.
La salida es similar a la
entrada, entre una muchedumbre que avanza a paso lento por la calle, rumbo al
coche donde los “viene viene”
con franela en mano hacen su labor esperando recibir unas monedas, pues ellos
al igual que los muchos comerciantes instalados saben que el Día de Muertos es
de altas ventas, y eso hay que aprovecharlo en medio de la crisis de empleo y
de ingresos que también se resiente en Cancún.
Comentarios: jon64_vic@hotmail.com
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