jueves, 12 de marzo de 2015

El asunto del terrorismo
en el diálogo Cuba-Estados Unidos

Assata Shakur.
N. Mario Rizzo Martínez

LA HABANA.—  Desde que se han iniciado las conversaciones directas entre EEUU y Cuba, con el objetivo de restablecer las relaciones entre ambos países, el reclamo por parte de la isla de ser excluida de la reducida lista de países patrocinadores del terrorismo ha sido una constante. Los diplomáticos cubanos han asegurado que tal hecho no es vinculante con la reapertura de embajadas o la celebración de diferentes reuniones técnicas para discutir muy diversos temas de interés común, pero que resulta políticamente inaceptable crear condiciones de confianza y respeto mutuo mientras se mantenga a Cuba, según el Departamento de Estado y el Congreso, como nación patrocinadora del terrorismo.
La mencionada lista se actualiza cada año luego de que el Departamento de Estado presenta en el mes de abril ante el Congreso su informe sobre el terrorismo mundial; ser incluido en la lista implica que el estado en cuestión es sujeto a numerosas sanciones de diverso tipo.
En diferentes momentos la relación de naciones incluidas ha estado integrada por Irak, Irán, Corea del Norte, Libia, Siria, Cuba, Sudán, Bielorrusia y Zimbawe. De ellas Irak y Libia fueron invadidas por EEUU y sus aliados para convertirse después en países ingobernables y verdaderos campos de experimentación del terrorismo. Actualmente los países incluidos son Irán, Sudán, Siria y Cuba.

Cuba fue incluida por primera vez en 1982 alegando que Rusia disponía en la isla de una base de espionaje electrónico y que por ese entonces se había producido un reforzamiento de la presencia militar de ese país en la isla. Posteriormente se usaron otros argumentos infundados como que en laboratorios de investigación se producían armas químicas y cualquier otro argumento utilizable aun cuando fuesen totalmente infundados y poco creíbles.
Ahora, que el buen juicio parece haber triunfado y se reconoce como fallida la política de fuerza contra el vecino del sur, los Estados Unidos se ven presionados desde diferentes lugares para poner condiciones a Cuba antes de retirarla de la fatal lista.
En la propia conferencia de prensa ofrecida en Washington DC por Josefina Vidal, jefa del grupo negociador cubano a la segunda ronda de conversaciones bilaterales, un periodista se interesó por saber si Cuba estaría en disposición de extraditar a Assata Shakur antes nombrada JoAnne Chesimard. La respuesta fue inmediata y contundente pues la Sra. Shakur goza de los privilegios del asilo político y además no puede ser extraditada a un país con el cual los acuerdos de extradición, que databan de 1906, quedaron fuera de aplicación cuando los EEUU dieron refugio a muchos de los miembros de la tiranía batistiana en 1959 y después han cobijado a numerosos terroristas de las facciones más reaccionarias del exilio cubano.
Pero ¿quién es Assata Shakur? Nació como JoAnne Deborah Byron el 16 de julio de 1947 en Nueva York. Ya de joven estudió en el CCNY donde participó en numerosas luchas estudiantiles y por la igualdad racial vinculándose al Partido de las Panteras Negras.
En 1967 se casó con Louis Chesimard, compañero de estudios y de luchas, de quien se divorció en 1971, año en que se unió al Ejército de Liberación Negra y cambió su nombre por Assata Shakur, decidiendo entonces luchar por la independencia y autodeterminación de los afronorteamericanos. En 1971 formó parte de la República de Nueva África que pretendió crear una nación de mayoría negra en varios estados sureños.
El 2 de mayo de 1973 viajaba en compañía de dos integrantes del PPN cuando el auto en que lo hacían por una carretera de New Jersey fue detenido por dos agentes. Hubo disparos, murió uno de sus acompañantes y un oficial, lograron huir para ser capturados en un bosque al siguiente día.
Estuvo encarcelada dos años y medio para ser juzgada por seis causas diferentes que iban desde secuestro, asalto y robo de banco, hasta asesinato. La evidencia física aportada demostraba que Assata no pudo haber disparado al agente fallecido, pero fue encontrada culpable.
José Luis Rodríguez Zapatero.
En 1979 escapó de la cárcel de máxima seguridad de Hunterdon County viviendo como prófuga en los EEUU hasta 1984 en que logró salir del país, viajar a Cuba y solicitar asilo político, el cual recibió. En 1987 escribió su autobiografía.
En 1998 el Congreso norteamericano aprobó una solicitud de extradición a Cuba a nombre de JoAnne Chesimard. Muchos legisladores, incluyendo los afroamericanos, votaron su aprobación sin saber se trataba de Assata Shakur, ya famosa entre muchos grupos de minorías por aquellos tiempos.
En 2005 su nombre fue agregado a la lista de terroristas buscados por el FBI ofreciéndose recompensa de un millón de dólares. Esa cifra fue elevada a dos millones en 2013.
Indiscutiblemente su conducta y acciones corresponden más bien a crímenes políticos y no a comunes. La actualidad norteamericana sigue mostrando un país azuzado por el racismo aún cuando un gobernante negro ocupe la Casa Blanca.
En 1998 el director del FBI pretendió canjear a cinco cubanos, condenados como espías en un proceso totalmente censurable, por Assata, el portorriqueño William Morales. Y otros “fugitivos” residentes en Cuba. No obtuvo siquiera respuesta por parte del gobierno cubano.

Callejón sin salida

El asilo político es el derecho que tiene una persona a no ser extraditado de un país a otro que lo requiere para juzgarle por delitos políticos. Como ambas partes tienen derecho a definir qué consideran como político o no muchas veces hay opiniones divergentes.
Cuba estaría en libertad de exigir la devolución de cientos de terroristas amparados como refugiados en los EEUU, los hay desde autores confesos de atentados con bombas, hasta magnicidas frustrados.
Supeditar la eliminación de Cuba de la lista de los países terroristas a la extradición de una u otra persona, o la normalización de relaciones a que asesinos confesos sean devueltos llevaría a un callejón sin salida, que sin dudas no parece ser una opción para ninguna de las dos partes.
Caso diferente es el de los etarras residentes en la isla. La intención de vincular su extradición con el supuesto apoyo de España al retiro de Cuba de la famosa lista más bien parece un dislate político y diplomático del gobierno de Rajoy.
El propio canciller español García Margallo reconoció que el 26 de febrero se tenía prevista una entrevista con Roberta Jacobson para solicitarle incluyera el tema de la extradición de los etarras en las conversaciones con Cuba. Dijo también el canciller que las declaraciones de Rodríguez Zapatero y Moratinos, ex presidente y ex canciller españoles, en La Habana luego de una entrevista con Raúl Castro hacían más difícil lograr las extradiciones, pues ambos brindaron su apoyo a la solicitud cubana de ser excluidos de la famosa lista.
Felipe González.
España, desde tiempos de Zapatero en el poder, está reclamando la devolución de dos etarras que vinieron a Cuba como parte de un grupo detenido en Francia en los años 80 y que ese país se negó a entregar a España, lo que motivó que Felipe González, entonces Jefe de Gobierno, gestionara ante varios países los recibieran con el compromiso de estos de no participar en nuevos actos calificados como terroristas.
Cuba accedió a recibirlos; luego algunos viajaron a otros países y alguno nuevo arribó a la isla, se dice quedan aún en el país ocho etarras dos de los cuales ni siquiera son reclamados por la justicia española.
La participación de Cuba fue reconocida como eficaz y generosa en aquellos momentos, y aún hoy lo sigue siendo. De todas formas es un asunto bilateral entre el Reino de España y la República de Cuba, incluirlo en la agenda USA-Cuba parece ser no sólo injustificado sino mala praxis internacional, aun cuando desde Miami los elementos más reaccionarios del exilio cubano clamen porque sea tomado en cuenta por el gobierno norteamericano.

El camino a recorrer en la normalización de relaciones tras más de medio siglo de guerra no declarada no está, ni podría estarlo, exenta de temas complejos. Saberlos sortear y avanzar pueden demostrar que las intenciones iniciales eran honestas y que la sabiduría ha podido más que la fuerza.

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