El
asunto del terrorismo
en el diálogo Cuba-Estados Unidos
Assata Shakur. |
LA
HABANA.— Desde que se han iniciado las conversaciones
directas entre EEUU y Cuba, con el objetivo de restablecer las relaciones
entre ambos países, el reclamo por parte de la isla de ser excluida de la
reducida lista de países patrocinadores del terrorismo ha sido una constante.
Los diplomáticos cubanos han asegurado que tal hecho no es vinculante con la
reapertura de embajadas o la celebración de diferentes reuniones técnicas para
discutir muy diversos temas de interés común, pero que resulta políticamente
inaceptable crear condiciones de confianza y respeto mutuo mientras se mantenga
a Cuba, según el Departamento de Estado y el Congreso, como nación
patrocinadora del terrorismo.
La
mencionada lista se actualiza cada año luego de que el Departamento de Estado
presenta en el mes de abril ante el Congreso su informe sobre el terrorismo
mundial; ser incluido en la lista implica que el estado en cuestión es sujeto a
numerosas sanciones de diverso tipo.
En
diferentes momentos la relación de naciones incluidas ha estado integrada por
Irak, Irán, Corea del Norte, Libia, Siria, Cuba, Sudán, Bielorrusia y Zimbawe.
De ellas Irak y Libia fueron invadidas por EEUU y sus aliados para convertirse
después en países ingobernables y verdaderos campos de experimentación del
terrorismo. Actualmente los países incluidos son Irán, Sudán, Siria y Cuba.
Cuba
fue incluida por primera vez en 1982 alegando que Rusia disponía en la isla de
una base de espionaje electrónico y que por ese entonces se había producido un
reforzamiento de la presencia militar de ese país en la isla. Posteriormente se
usaron otros argumentos infundados como que en laboratorios de investigación se
producían armas químicas y cualquier otro argumento utilizable aun cuando
fuesen totalmente infundados y poco creíbles.
Ahora,
que el buen juicio parece haber triunfado y se reconoce como fallida la
política de fuerza contra el vecino del sur, los Estados Unidos se ven
presionados desde diferentes lugares para poner condiciones a Cuba antes de
retirarla de la fatal lista.
En
la propia conferencia de prensa ofrecida en Washington DC por Josefina Vidal, jefa del grupo negociador
cubano a la segunda ronda de conversaciones bilaterales, un periodista se
interesó por saber si Cuba estaría en disposición de extraditar a Assata Shakur antes nombrada JoAnne Chesimard. La respuesta fue
inmediata y contundente pues la Sra. Shakur goza de los privilegios del asilo
político y además no puede ser extraditada a un país con el cual los acuerdos
de extradición, que databan de 1906, quedaron fuera de aplicación cuando los
EEUU dieron refugio a muchos de los miembros de la tiranía batistiana en 1959 y
después han cobijado a numerosos terroristas de las facciones más reaccionarias
del exilio cubano.
Pero
¿quién es Assata Shakur? Nació como JoAnne Deborah Byron el 16 de julio de 1947
en Nueva York. Ya de joven estudió en el CCNY donde participó en numerosas
luchas estudiantiles y por la igualdad racial vinculándose al Partido de las
Panteras Negras.
En
1967 se casó con Louis Chesimard, compañero de estudios y de luchas, de quien
se divorció en 1971, año en que se unió al Ejército de
Liberación Negra
y cambió su nombre por Assata Shakur, decidiendo entonces luchar por la
independencia y autodeterminación de los afronorteamericanos. En 1971 formó
parte de la República de Nueva África que pretendió crear una nación de mayoría
negra en varios estados sureños.
El
2 de mayo de 1973 viajaba en compañía de dos integrantes del PPN cuando el auto
en que lo hacían por una carretera de New Jersey fue detenido por dos agentes.
Hubo disparos, murió uno de sus acompañantes y un oficial, lograron huir para
ser capturados en un bosque al siguiente día.
Estuvo
encarcelada dos años y medio para ser juzgada por seis causas diferentes que
iban desde secuestro, asalto y robo de banco, hasta asesinato. La evidencia
física aportada demostraba que Assata no pudo haber disparado al agente
fallecido, pero fue encontrada culpable.
José Luis Rodríguez Zapatero. |
En
1979 escapó de la cárcel de máxima seguridad de Hunterdon County viviendo como
prófuga en los EEUU hasta 1984 en que logró salir del país, viajar a Cuba y
solicitar asilo político, el cual recibió. En 1987 escribió su autobiografía.
En
1998 el Congreso norteamericano aprobó una solicitud de extradición a Cuba a
nombre de JoAnne Chesimard. Muchos legisladores, incluyendo los afroamericanos,
votaron su aprobación sin saber se trataba de Assata Shakur, ya famosa entre
muchos grupos de minorías por aquellos tiempos.
En
2005 su nombre fue agregado a la lista de terroristas buscados por el FBI
ofreciéndose recompensa de un millón de dólares. Esa cifra fue elevada a dos
millones en 2013.
Indiscutiblemente
su conducta y acciones corresponden más bien a crímenes políticos y no a
comunes. La actualidad norteamericana sigue mostrando un país azuzado por el
racismo aún cuando un gobernante negro ocupe la Casa Blanca.
En
1998 el director del FBI pretendió canjear a cinco cubanos, condenados como
espías en un proceso totalmente censurable, por Assata, el portorriqueño
William Morales. Y otros “fugitivos” residentes en Cuba. No obtuvo siquiera
respuesta por parte del gobierno cubano.
Callejón
sin salida
El
asilo político es el derecho que tiene una persona a no ser extraditado de un
país a otro que lo requiere para juzgarle por delitos políticos. Como ambas
partes tienen derecho a definir qué consideran como político o no muchas veces
hay opiniones divergentes.
Cuba
estaría en libertad de exigir la devolución de cientos de terroristas amparados
como refugiados en los EEUU, los hay desde autores confesos de atentados con
bombas, hasta magnicidas frustrados.
Supeditar
la eliminación de Cuba de la lista de los países terroristas a la extradición
de una u otra persona, o la normalización de relaciones a que asesinos confesos
sean devueltos llevaría a un callejón sin salida, que sin dudas no parece ser
una opción para ninguna de las dos partes.
Caso
diferente es el de los etarras residentes en la isla. La intención de vincular
su extradición con el supuesto apoyo de España al retiro de Cuba de la famosa
lista más bien parece un dislate político y diplomático del gobierno de Rajoy.
El
propio canciller español García Margallo reconoció que
el 26 de febrero se tenía prevista una entrevista con Roberta Jacobson para
solicitarle incluyera el tema de la extradición de los etarras en las
conversaciones con Cuba. Dijo también el canciller que las declaraciones de Rodríguez Zapatero y Moratinos, ex presidente
y ex canciller españoles, en La Habana luego de una entrevista con Raúl Castro hacían más difícil lograr
las extradiciones, pues ambos brindaron su apoyo a la solicitud cubana de ser
excluidos de la famosa lista.
Felipe González. |
España,
desde tiempos de Zapatero en el poder, está reclamando la devolución de dos
etarras que vinieron a Cuba como parte de un grupo detenido en Francia en los
años 80 y que ese país se negó a entregar a España, lo que motivó que Felipe González, entonces Jefe de
Gobierno, gestionara ante varios países los recibieran con el compromiso de
estos de no participar en nuevos actos calificados como terroristas.
Cuba
accedió a recibirlos; luego algunos viajaron a otros países y alguno nuevo
arribó a la isla, se dice quedan aún en el país ocho etarras dos de los cuales
ni siquiera son reclamados por la justicia española.
La
participación de Cuba fue reconocida como eficaz y generosa en aquellos
momentos, y aún hoy lo sigue siendo. De todas formas es un asunto bilateral
entre el Reino de España y la República de Cuba, incluirlo en la agenda
USA-Cuba parece ser no sólo injustificado sino mala praxis internacional, aun
cuando desde Miami los elementos más reaccionarios del exilio cubano clamen
porque sea tomado en cuenta por el gobierno norteamericano.
El
camino a recorrer en la normalización de relaciones tras más de medio siglo de
guerra no declarada no está, ni podría estarlo, exenta de temas complejos.
Saberlos sortear y avanzar pueden demostrar que las intenciones iniciales eran
honestas y que la sabiduría ha podido más que la fuerza.
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