Obispo
arremete contra el padre
Pérez Guajardo, el cura “rebelde”
Marcos Chi Cahun
Considerado
por el pueblo como un farsante, embustero y títere, el prelado quintanarroense Pedro
Pablo Elizondo Cárdenas (cuyo nombre de pila es Rosalío), es presa fácil de
los Legionarios que lo manipulan a su antojo, al buscar sólo sus intereses
personales y no el bienestar de la comunidad, a la cual está para servir y
pastorear.
Credencial expedida por la Prelatura Cancún-Chetumal al padre "incómodo". |
El
obispo mantiene actividades ilícitas para favorecer a su grupo, mismas que
desconoce el Papa Francisco, a quien
se supone le debe obediencia, es por ello que el Padre Pablo Pérez Guajardo, considerado un peligro a los intereses
ocultos de los Legionarios
de Cristo, lo pone en evidencia.
Pablo
Pérez Guajardo, quien era Legionario de Cristo, oficiaba misa en la parroquia de San José, ubicada en el
fraccionamiento La Guadalupana, de Playa
del Carmen; fue separado del cargo hace un año por el obispo Pedro Pablo,
por orden directa de Filiberto
Martínez Méndez, actual diputado local y quien era presidente municipal de Solidaridad, debido a que incomodaba a
las autoridades porque hacía gestiones a favor del pueblo.
Pablo Pérez Guajardo fue ordenado sacerdote por Juan Pablo II en 1991. |
Aun
cuando el obispo exige obediencia hacia su persona, él mismo no acata las disposiciones
del Papa Francisco, quien no tiene ni idea de lo que acontece en la Prelatura Cancún-Chetumal, pues Pedro
Pablo Elizondo ha generado una inmensa confusión al hacer creer a la feligresía
que los dos mil bautizos, confirmaciones y matrimonios realizados desde hace
seis años a la fecha por Pérez Guajardo quedaron anulados y no tienen validez
por haberlos encabezado un sacerdote a quien Elizondo Cárdenas califica de “pirata”,
no obstante que el conocido padre de Playa del Carmen afirma haber sido ordenado por Juan Pablo II el 3 de enero de
1991.
Y
es que ante la notificación que el presbítero recibiera para ejercer su
ministerio sacerdotal, así como administrar los sacramentos, se ha mostrado
obediente y hasta el momento ha acatado las disposiciones de la injusta autoridad
de Elizondo Cárdenas, quien está molesto por la cercanía que Pérez Guajardo tiene
con la gente que lo consulta y aprecia y por los comentarios que hace sobre
cuestiones bíblicas.
Sin
embargo lo más grave es el evidente bullying que causa a un sacerdote, por lo
que Elizondo Cárdenas está muy lejos de ser el pastor que sale a buscar a la
oveja pérdida, con lo que queda en evidencia la perversión de éste y del
grupúsculo de los Legionarios de Cristo, que lo manipulan y lo dominan a su
antojo.
Es
indudable que el prelado está nervioso por no poder eliminar al padre Pablo
Pérez Guajardo de la geografía quintanarroense, ya que es testigo de las
complicidades que Pedro Pablo comete con el párroco solidarense Fernando Rodríguez, tras haber firmado recientemente
y ante conocida notaría pública de este municipio, los terrenos municipales
para la prelatura (entiéndase Legionarios de Cristo) que compró el diputado de
la XIV Legislatura, Filiberto Martínez Méndez, durante su periodo al frente del
Ayuntamiento de Solidaridad, de lo cual existen actas de Cabildo.
Pérez
Guajardo recordó que el 26 de noviembre de 2011, Elizondo Cárdenas acudió a la
parroquia de San José, ubicada en el Fraccionamiento de la Guadalupana para
bendecir el campanario, donde se contó con la presencia de la primera dama del
estado Mariana Zorrilla de Borge; aunado a esto el prelado participó en el
abordaje de la nave de quien considera “pirata”, al darle él mismo la más
cordial bienvenida.
Pablo Pérez Guajardo y el obispo Pedro Pablo Elizondo. |
Cabe
destacar que es un gravísimo error olvidar que la Escritura es el libro de la
memoria de la comunidad creyente, por lo que debe de leerse siempre con el oído
del pueblo para poder conocer sus necesidades, escuchar sus clamores y aprender
su lenguaje. Si no lo hace así, el sacerdote se vuelve autorreferencial y
manipulador, inconsciente de la comunidad al prevalecer su interpretación e
imponer su opinión.
Es
necesario comprender que la palabra de Dios es una sinfonía y un único artista
no puede tocar los instrumentos, por lo que el sacerdote debe dejarse ayudar
por sus fieles laicos, debido a que ellos también tienen el espíritu de
Jesucristo, ya que desconfiar de su capacidad refleja un signo claro de
clericalismo, por lo que es necesario aprender la recomendación del Papa
Francisco: “Me atrevo a pedir que todas las semanas se dedique a esta tarea un
tiempo personal y comunitario suficientemente prolongado, aun cuando deba darse
menos tiempo a otras tareas también importantes, porque un sacerdote que no se
prepara no es espiritual, es deshonesto e irresponsable con los dones que
recibió (sic)”.
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