Celebran
los méritos de la
infancia del Divino Niño Jesús
ISLA
MUJERES.— Con el inicio de las novenas a los méritos de la infancia del Divino
Niño Jesús, del 10 al 20 de julio la comunidad celebró con gran solemnidad esta
hermosa devoción, con la procesión vía marítima así como por las principales
arterias con el Santísimo Sacramento, en Isla Mujeres.
Las
familias disfrutaron del mensaje del padre Álvaro Carrillo Lugo proveniente de
Mérida, Yucatán y principal propagador de los méritos de la infancia del Divino
Niño Jesús.
Con el estallido de alabanza que se realizó al término de la Santa
Misa, para los asistentes a este magno evento esta fue una noche de oración y
alabanza llena de bendiciones así como de muchísimos milagros, donde Cristo se
manifestó de múltiples formas a los asistentes, por lo que la comunidad
agradeció al presbítero y a su ministerio por llegar hasta la ínsula a
compartir los dones y carismas que el Señor les ha dado. Asimismo disfrutaron
de las enseñanzas del predicador Cuco Chávez proveniente de Guadalajara,
Jalisco; hubo mucha diversión debido a que se presentó a los pequeños un evento
infantil en honor al Divino Niño Jesús.
Finalmente
para el cierre de las fiestas en honor a los méritos de la infancia del Divino
Niño Jesús, ofició la Celebración Eucarístico el monseñor Fabio Martínez
Castilla, oriundo de Isla Mujeres y arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en
compañía de cinco sacerdotes, además de que celebró su onomástico por lo que al
término se organizó un convivio que disfrutó en compañía de sus seres queridos
así como de la comunidad de Isla Mujeres.
Desde
tiempos muy antiguos los católicos han tenido mucha devoción al Divino Niño
Jesús, y han honrado su santa infancia, considerando esta edad de Jesucristo
como una maravilla de inocencia y amabilidad.
En
el año 1935 llegó el Padre Salesiano Juan del Rizzo al barrio “20 de julio”, al
sur de Bogotá, una región muy solitaria y abandonada en aquellos tiempos. Le
habían prohibido emplear la Imagen del Niño de Praga porque una asociación muy
antigua reclamaba para ella el derecho exclusivo de propagar esa imagen. El
Padre del Rizzo estaba convencido de que a Dios le agrada mucho que honremos la
infancia de Jesús, pues así lo ha demostrado con innumerables y numerosos
milagros. ¿Si otros niños son tan inocentes y tan dignos de ser amados, cuánto
más lo será el niño Jesús? Además recordaba muy bien la promesa hecha por
Nuestro Señor a una santa: “Todo lo que quieres pedir pídelo por los méritos de
mi infancia y nada te será negado si te conviene conseguirlo”. Así que no
desistió de propagar la devoción al Divino Niño pero dispuso adquirir una nueva
imagen por lo que fue a un almacén de arte religioso llamado “Vaticano”
propiedad de un artista italiano, y le encargó una imagen bien hermosa del
Divino Niño. Le prestaron una imagen bellísima, el padre la llevó para sus
solitarios, desérticos y abandonados campos del “20 de julio”. Ahora empezaría
una nueva era de milagros en esta región.
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