martes, 5 de abril de 2016

El Dr. Pech navega
solo en aguas turbulentas

Konaté Hernández

De la mano de su candidato a gobernador de Quintana Roo, José Luis Pech Várguez, el partido Morena no levanta las simpatías esperadas en este proceso electoral, pues el ex rector de la Uqroo no ha demostrado tener la capacidad para abanderar a la izquierda en el estado ni a los sectores populares, aunado a la militancia ex perredista que lo rodea, que trasladó a este partido todos los conflictos, cerrazón e intolerancia que la ha caracterizado desde siempre.

El Dr. Pech, como se le conoce en redes sociales, no arrastra las multitudes esperadas a su paso y tal parece que ante esta incapacidad espera con ansias el arribo de su dirigente nacional, Andrés Manuel López Obrador, quien visitará Quintana Roo el próximo 18 de abril, para ver si este partido puede despertar y dar el jalón, pues hasta el momento ha quedado relegado ya ni siquiera a un papel de segundón, pues está totalmente rebasado por los candidatos de las alianzas PRI-PVEM-Panal y PAN-PRD. O tal vez espera también el inicio de las campañas de sus candidatas a las presidencias municipales de Benito Juárez y Puerto Morelos, Mara Lezama y Yamili Alvarado, respectivamente, en quienes se tienen depositadas esperanzas para proporcionar una imagen fresca al proceso electoral que no la da Pech Várguez, pues hasta ahora la lucha es exclusivamente entre dos y el ex rector no forma parte de esta disputa.
Mientras tanto, el ex rector de la Universidad de Quintana Roo navega solo en el presente proceso electoral.
Otro de los graves problemas que tiene Morena es la intolerancia que caracteriza a grupos provenientes del PRD que ante la imposibilidad de espacios de poder en el sol azteca se refugiaron en el Movimiento de Regeneración Nacional buscando tener el control que nunca han tenido, lo que ha generado disputas y profundas diferencias que podrían provocar que el partido denominado “La Esperanza de México” obtenga un bajo porcentaje de votación y quede relegado al nivel de la “chiquillada”.
Lo anterior ha motivado que muchos militantes de Morena pierdan el encanto hacia este partido, al descubrir las perversas y malsanas intenciones de quienes aspiran a cargos de elección popular en Quintana Roo, quienes sólo se dedican al descredito de quienes piensan diferente, sin capacidad crítica analítica ni propositiva de la situación que viven el país, el estado y los municipios, manifestando únicamente resentimiento hacia la oposición y autoerigirse como víctimas del actual sistema.
Y es que ante la incapacidad de garantizar un cambio real en los comicios del próximo 5 de junio y frente a un electorado cada vez más exigente, Morena tal parece condenado a caer estrepitosamente, situación que trae desesperados a sus líderes, por lo que  muchos militantes y electores han manifestado que retirarán su apoyo para ir en busca de mejores alternativas y propuestas.
A tan solo dos años de haber surgido Morena, llamado por su fundador Andrés Manuel López Obrador “la Esperanza de México, alimentado desde el inicio por miles de perredistas resentidos con su instituto político, empezó a mermar sus fuerzas por el arribismo de oportunistas, e imposiciones de candidatos, lo que logró desencantar a la militancia y al electorado, aunado a la intolerancia, falta de respeto y parcialidad de quienes están al frente a la institución.
Morena es una agrupación considerada de izquierda, creado como una asociación civil por el ex candidato a la Presidencia de la República, obtuvo su registro como partido el 9 de julio de 2014, aprobado por el Instituto Nacional Electoral (INE), cuya organización en su origen fue con el propósito de promover la candidatura de López Obrador en las elecciones federales de 2012.
Históricamente el término izquierda política tiene su origen en el lugar de la Asamblea Nacional, donde se sentaban, durante la Revolución francesa, los representantes jacobinos, que respaldaban medidas que favorecieran a las clases más pobres de la sociedad. El término “extrema izquierda” ha sido utilizado para describir a personas o grupos que mantienen posiciones extremas de igualdad social y apoyan un cambio radical político y social mediante una revolución. La extrema izquierda, revolucionaria y radical en su forma peyorativa ultraizquierda es un término utilizados en política para describir movimientos  que promueven y sostienen posiciones extremas y promueven el igualitarismo pleno y el desmantelamiento de todas las formas de estratificación social.

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