El
PAN en picada en Quintana Roo;
se va otro militante distinguido
Rigoberto Ramírez Sánchez oficializó su renuncia al PAN. |
Texto
y foto: Konaté Hernández
A partir de las elecciones federales de 2012, en las que el Partido Acción Nacional perdió la Presidencia
del país, este instituto político ha sufrido una caída que parece no tener fin.
Cacicazgos, imposiciones, intolerancia y decisiones antidemocráticas han
mermado la credibilidad ante la sociedad y entre sus propios militantes, que no
sienten que los líderes representen los ideales humanistas que hicieron posible
el nacimiento de este partido político hace 75 años.
El
desencanto ha sido tal que, en el refrendo
de la militancia llevado a cabo en 2013, con el que se esperaba fortalecer
al partido, sucedió todo lo contrario, pues más del 80 por ciento decidieron no
continuar dentro de las filas panistas, al pasar de un millón 868,567 a 368,253
militantes. A esta fuga y por las mismas razones el PAN en Quintana Roo pierde
ahora a otro distinguido militante: Rigoberto
Ramírez Sánchez, quien después de casi 20 años decidió dar un paso al
costado.
Entre
los argumentos que expuso respecto a su decisión señaló las reformas que sufrieron
los estatutos durante las asambleas extraordinarias XVI y XVII, las cuales han
afectado la democracia interna, pues favorecen el soporte de los dirigentes
estatales y nacional, a quienes se les permita tener el control absoluto para
gobernar la institución con poderes extraordinarios.
En
conferencia de prensa improvisada tras presentar su renuncia en las
instalaciones del Comité Directivo
Municipal en Benito Juárez, Ramírez Sánchez aclaró que su renuncia es a la
membrecía, no al humanismo político y aun cuando no piensa adherirse a ninguna
institución, dejó abierta la posibilidad de recibir alguna invitación, sobre
todo de alguna agrupación política, asociación civil o un grupo con fines
sociales, dada su naturaleza de carácter social.
El
ex secretario general interino del PAN en Benito Juárez definió que un partido
no es un “club de amigos”, sino que una institución creada para cumplir
objetivos específicos, señalados en sus estatutos y lineamientos, con un cuerpo
doctrinal de principios y valores; por ello, afirmó, le da tristeza que a casi
75 años de su fundación visualiza un PAN cada vez más parecido a otras
instituciones, donde los últimos tres o cuatro líderes nacionales se dedicaron
a consolidar un partido pragmático, autoritario, alejado de la doctrina y de
los compromisos con la sociedad, pues lo que ha prevalecido es estar cercano a
los procesos y fines electorales, que les da el poder. Todo ello muy lejos del
proyecto inicial que quisieron darle sus fundadores, y por si fuera poco las
nuevas generaciones de los últimos 12 años desconocen el gran caudal histórico
y de principios y valores, con la única preocupación de realizar “afiliaciones
hormiga” que les permitan mantener el poder, en lugar del reclutamiento de
verdaderos miembros adoctrinados.
Lamentó
la violencia y el manipuleo descarado que hacen actualmente de los estatutos
los dirigentes estatales y el nacional, hechos nunca antes vistos en la
historia del partido, al perderse artículos de gran valía que restaron legitimidad
a todo un proceso electoral interno, como el desarrollado en las últimas dos
asambleas nacionales, la XVI y XVII, pues actualmente los líderes están
facultados para gobernar a la institución con poderes extraordinarios y con el
control absoluto de la institución.
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