En
busca de la Santa María, en Haití
N. Mario Rizzo Martínez
LA
HABANA
Cosa
sabida es que la nave Santa María
naufragó a fines de 1942 frente a las costas de La Española.
Por testimonio del propio Almirante se conoce también que con los restos de la
carabela se construyó el fuerte de la
Natividad donde permaneció una parte de los marinos que le acompañaron
cuando éste, navegando al mando de las otras dos naves, La Niña y La Pinta, partiera de regreso a
España en enero de 1493.
Barry Cliford. |
En
el sitio arqueológico se han aparecido un cañón, otros diferentes objetos y
restos de una nave virtualmente sepultados en el fondo marino. Todo se complicó
cuando el mencionado cañón fue identificado hace dos años como una pieza de
artillería de fines del siglo XV lo que de inmediato hizo surgir las dudas.
Ahora
el arqueólogo quiere desenterrar los aparentes restos de la nave y llevarlos a
tierra firme para su estudio. El gobierno haitiano ya ha dispuesto construir un
museo para mostrar todo lo que se recupere y colabora con los investigadores
para que todo se haga de forma tal que se minimicen los daños y las pruebas
obtenidas puedan ser validadas. El Primer
Ministro de Haití, Laurent Lemothe, se ha encargado personalmente de las
coordinaciones con Clifford.
Mientras
todo eso ocurre de este lado de la Mar Océana, historiadores españoles han
puesto en tela de juicio el hallazgo alertando sobre el hecho de que en el
siglo XVI varias naves llamadas también Santa María vinieron al nuevo mundo y
algunas de ellas sufrieron similar ventura.
El
arqueólogo y las autoridades haitianas se mantienen firmes y responden que el
paraje del hundimiento se corresponde con el descrito por Colón
como el lugar del naufragio.
El
empobrecido Haití, tan maltratado por la miseria acumulada, la furia de la
naturaleza y las enfermedades, bien se merece ser sede de un hecho tan trascendente
que al menos serviría para arrojar luz sobre la historia de América y de paso
atraer, además de estudiosos y conocedores, muchos turistas deseosos de ver la
nave que para millones de personas ha constituido siempre un ícono
iberoamericano.
Como
siempre, será la ciencia la que diga la última palabra. Habrá que espera por
estudios y pruebas que finalmente nos harán conocer la verdad enterrada en el
mar frente a las costas de Haití y que tal vez hace más de 500 años fue testigo
de un hecho que cambió la historia de la humanidad.
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