lunes, 18 de noviembre de 2013

Buen Fin, compras de locura

Eduardo Lara Peniche

El modelo económico neoliberal se apodera de la sociedad mexicana, gracias a la pésima educación que el gobierno promueve para satisfacer las exigencias del sistema mundial, importándole un reverendo cacahuate el bienestar y el futuro de la población a la cual explota sin misericordia.
En lo que no es más que la implantación de una cultura consumista, centrada en las compras desmedidas, de artículos banales pero de moda, el sistema económico mundial, dirigido por la OCDE, impuso en México, desde ya hace tres años, la copia del llamado “viernes negro” de los Estados Unidos, el cual se inició en Filadelfia en el año 1966, como una estrategia comercial para resarcir las bajas ventas de los centros comerciales que en esos años asolaban en el vecino del norte, para que diez años después, el modelo se difundiera por todo su territorio y se convirtiera en una tradición eminentemente económica, en la que las grandes cadenas comerciales lograban limpiar sus inventarios de mercancías que generaban pérdidas, identificadas en el argot contable como números rojos y que con la estrategia esas pérdidas se recuperan para dar como resultado ganancias que se asientan en libros contables con número negros, de ahí el concepto de “Viernes Negro”; es decir, el viernes en que las grandes cadenas comerciales recuperan sus pérdidas.

El "Viernes Negro" en Estados Unidos
Con el pretexto de mejorar la economía de nuestro México, Felipe Calderón Hinojosa, quien ocupara la Presidencia de la República entre 2006 y 2012, siguiendo a pie juntillas las instrucciones de la OCDE, implementó el programa “Buen Fin”, el cual no es más que un engaño al pueblo para beneficiar a las grandes corporaciones multinacionales (cadenas comerciales y bancos) que se han apoderado del sistema económico del país, mediante una estrategia que tiene como principal objetivo, esclavizar más a los trabajadores, puesto que desde la implementación de este engaño, por disposición gubernamental, el aguinaldo de los trabajadores se adelanta para que estos sientan que tienen el poder adquisitivo de comprar artículos que en otras épocas del año les son inalcanzables.

Sin embargo, y debido a que los salarios son insuficientes para los gastos superfluos, la estrategia comercial incluye la dotación de tarjetas de crédito al por mayor, así como promociones a meses sin intereses o cargos fijos diferidos, que al final de cuentas, por la misma condición salarial, quienes se atreven a realizar compras de chácharas que harán realidad los sueños que se venden en los medios masivos de comunicación, principalmente por la televisión, terminan pagando mucho más de lo planeado.
Logo de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico.
Para que el truco logre alcanzar los objetivos deseados, vender mercancías embodegadas por mucho tiempo; es decir, inventarios vencidos y con riesgo de pérdida, las grandes cadenas comerciales no escatiman en gastar millones de pesos en publicidad enajenante, por medio de la cual hacen creer a la población que comprar durante esta temporada comercial, les permitirá alcanzar los niveles de vida que se presentan como reales en los programas televisivos o las condiciones sociales que se viven, principalmente en el vecino del norte. Todo esto gracias a que la educación que se imparte en el sistema educativo nacional tiene como principal objetivo, crear una sociedad consumista, esclavizada a las atracciones del mundo comercial basado en el uso exagerado del crédito, fanatizando a nuestros niños y jóvenes mediante ideas de desarrollo social totalmente enajenantes, motivo por el cual, ahora podemos observar con verdadero asombro, cómo la sociedad mexicana se vuelca a las tiendas de los corporativos multinacionales a hacer largas filas para comprar un sueño que en unos pocos meses los enfrentará a la realidad de la vida miserable y de explotación a la que los gobernantes nos tienen sometidos, puesto que en la llamada “cuesta de enero”, una gran cantidad de esos productos comprado en el Buen Fin, irán a parar a las casas de empeño, para tratar de saldar las deudas por haber comprado artículos que no hacían falta en casa, pero que dan estatus social, aunque para comer no alcance.
Así que, estimado lector, le invito a reflexionar sobre las necesidades reales de consumos familiar y con la realidad enfrente, tome usted la mejor decisión, entre vivir con lujos innecesarios o comer lo mejor posible, porque el próximo año 2014, las condiciones económicas del pueblo mexicano son de pronóstico reservado, pues tan sólo con el incremento a los impuestos, el futuro económico de las familias mexicanas, es más negro que el viernes negro de los norteamericanos.
ES CUANTO

Críticas y comentarios, se reciben en larapeniche@hotmail.com

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