Via
Crucis viviente en Playa Delfines
Desde
temprano el acceso a Playa
Delfines estaba saturado. No había lugar donde estacionarse. Familias
enteras cargaban neveras, botanas, salvavidas, aprovechando que después de
varios días de bajas temperaturas el sol había salido en Viernes Santo.
Además
la famosa playa del Mirador presentaba este día un atractivo más: La representación
del Via Crucis.
Judas vende a Jesús |
Cada
quien buscaba el mejor lugar, bajo la sombra o disfrutando del sol, para poder
ser testigos de la cuarta edición de la Pasión y muerte de Jesús, denominada
este año: “Cruz, arena y mar”.
Los
organizadores dispusieron algunas sillas, que fueron insuficientes para la
multitud que se volcó a la playa. Botanas, chelas, refrescos y todo tipo de
antojitos circulaban de mano en mano mientras sentados aguardaban el inicio.
Algunos aprovechaban para darse un chapuzón, pero a decir por sus expresiones
al acercarse a tomar una toalla, el agua de mar estaba todavía fría.
La
representación iniciaría a las 4 en punto, pero desde las 3 de la tarde las
dunas de Playa Delfines estaban repletas de cancunenses y turistas. Se dispuso un
confesionario debajo de la torre de guardavidas para quienes quisieran confesar
sus pecados. La gente que iba llegando trataba de obtener el mejor lugar para
ser testigo de la representación, que se ha convertido en una tradición y en un
atractivo turístico en una de las playas más famosas de Cancún.
A
las 4 en punto, tras dar la tercera llamada, inició la representación con una
oración. Para ese entonces mucha gente se había arremolinado en torno a la
valla delimitada con un listón amarillo alrededor del área de playa que serviría
de escenario.
Jesús es flagelado |
En
un extremo del escenario Jesús comienza a predicar, sus palabras son escuchadas
atentamente por sus seguidores, de entre los cuales elige a sus doce apóstoles,
que serán los encargados de difundir su palabra al mundo. A continuación Jesús
entra en Jerusalén, la gente lo aclama y esto despierta la envidia de los sacerdotes
del Sanedrín,
quienes ven en Jesús una amenaza. Ante Caifas, sumo sacerdote, se presenta
Judas, la representación del traidor, quien ofrece entregarle a Jesús a cambio
de 30 monedas de plata.
Jesús es apresado, el sumo sacerdote, al ver que necesita la autorización de los romanos para condenarle a muerte, lo envía con Poncio Pilato, gobernador de la provincia de Judea, quien se da cuenta que se trata de un asunto de los judíos y lo remite a Herodes, quien afirma no tener autoridad para ello. Así, Jesús es llevado nuevamente ante Poncio Pilato, quien astutamente se lava las manos y afirma que quien condena a Jesús es el pueblo judío y no él.
Jesús
es llevado a recibir azotes. Fotógrafos de la prensa y muchos cancunenses con
cámaras en mano, celulares, ipads, se aglomeran en la esquina del escenario.
Nadie quiere perder detalle del suplicio.
Jesús
comienza a cargar la cruz seguido por la sombra de la Muerte. Todos siguen
atentos la cita con su destino. Nadie pierde detalle de las caídas. María
Magdalena llora; Verónica limpia el rostro de Jesús, que se queda grabado en el
manto sagrado.
La
tradición se cumple, Jesús llega exhausto al Monte Calvario. Al filo de las 5
de la tarde es clavado en la cruz y momentos después expira. Algunos nubarrones
se dibujan en el horizonte y por un instante tapan al sol. El cielo se nubla,
tal como lo indican las Escrituras. Instantes después Jesús es bajado de la
cruz y conducido al sepulcro, de donde resucitó al tercer día.
La gente comienza a
retirarse poco a poco, algunos se quedan admirando el escenario y disfrutando
de los últimos rayos del sol en Playa Delfines. La salida de los autos es
lenta. Se hace un nudo en el tráfico en toda la zona hotelera, principalmente
en el área de Punta Cancún, donde la circulación es a vuelta de rueda. Pero eso
no importa, los cancunenses han disfrutado un Viernes Santo más en la playa,
con la escenificación de la Pasión y muerte de Jesús.
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