Dragon Mart: Un espejismo
en medio de la selva
Víctor Galván
Cuando Cancún fue proyectado y comenzó su construcción, hace más de 40 años, no existían leyes ambientales que impidieran la depredación de flora y fauna, de ecosistemas valiosos como los manglares; se permitió el relleno de grandes extensiones de estos y la construcción irracional de centros de hospedaje en la zona hotelera, dando como resultado una sobredensificación y la pérdida de su más preciada belleza: las playas de fina arena que provocaban la admiración de propios y extraños.
Ahora, a 42 años de distancia, surge un proyecto que es presentado como un éxito anticipado, como una nueva y gran oportunidad de inversión para Cancún: el Dragon Mart, el gran producto de la globalización que significará para este destino un segundo relanzamiento a nivel internacional, un claro ejemplo del actual modelo económico internacional, proveniente del gigante asiático.
Pero, ¿cuál es el precio que se debe pagar para acceder a las “grandes ligas” del comercio mundial?
El Dragon Mart se proyecta desarrollar en una superficie de 192 hectáreas ubicadas cerca del Aeropuerto Internacional de Cancún, en donde operará un pabellón con 3 mil 040 locales comerciales que pretende convertirse en la puerta de comercialización de todo tipo de productos chinos en México y América Latina. Es presentado como una panacea “amigable” con el medio ambiente, pero detrás de este oasis maquillado se encuentra la otra realidad que no se menciona, pero que han ido revelando diversos sectores sociales, entre ellos la comunidad de Puerto Morelos, que sería una de las más perjudicadas porque, de acuerdo al proyecto, esta población será el punto de embarque y desembarque de hasta 400 contenedores al día y para una operatividad de tales dimensiones será necesario construir un puerto de altura.
El problema es que frente a la línea costera corre el Arrecife Mesoamericano, que inicia desde Quintana Roo y llega hasta Honduras, una barrera natural de coral que además de ser hábitat de una gran diversidad de seres vivos, es de suma importancia para el equilibrio ecológico e impide que la marea golpee y desgaste la fina arena, y por consiguiente coadyuva a evitar la pérdida de playa como ha ocurrido en Cancún. A ello se le debe añadir la infraestructura que deberá ser creada para movilizar diariamente vía terrestre una gran cantidad de tráilers.
Este escenario transformará irremediablemente a Puerto Morelos, un apacible pueblo que vive de servicios turísticos pero a baja escala y donde aún se practica la pesca como actividad que brinda el sustento familiar.
Pero el Dragon Mart es también un claro ejemplo de la íntima relación entre las altas esferas del poder político (gobierno del estado y federal) y el poder económico para la consecución de un proyecto sin consulta pública de por medio y para la autorización de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que al parecer sólo conocen las partes involucradas en este desarrollo.
De parte de las autoridades estatales sólo se mencionan las supuestas bondades, para lo cual utiliza los canales oficiales en su intento de persuadir a la opinión pública de que el proyecto no sólo es viable en términos de sustentabilidad ambiental, sino confiable, y mostrarlo como una gran oportunidad que no debe dejarse pasar.
De esta forma se trata de legitimizar un proyecto que ha sido muy cuestionado por la comunidad de Puerto Morelos e incluso por los empresarios locales, que no vislumbran qué beneficios obtendrán del Dragon Mart no sólo ellos, sino en general el sector industrial de México. Al parecer los únicos beneficiados serán los grandes inversionistas chinos y mexicanos y por ende la ganancia real no será para este destino turístico.
La opinión pública, al no ser escuchada ni tomada en cuenta, ha tenido como única alternativa organizarse y movilizarse sobre todo a través de redes sociales para dar a conocer al mundo el riesgo en que se encuentra el medio ambiente y advertir que, lejos de beneficiar, el Dragon Mart traerá consecuencias desastrosas para la economía nacional, por el alto volumen de productos chinos que ingresarán al país, para lo cual los productores nacionales no están preparados para competir.
El precio que se deberá pagar se vislumbra demasiado caro para Cancún y para la economía mexicana.
Comentarios: jon64_vic@hotmail.com
Nosotros como ICONO Editores, promovemos abiertamente ir a China como turistas, comprar producto chino desde México gracias a la tecnología, comunicaciones y acceso a la información… llevar Turismo a China pero otra es traerlos a México donde por su astucia y audacia en muy poco tiempo estaremos viviendo la dominación de oriente sobre occidente… creo que estamos abriendo la puerta no solo a Dragon Mart, sino a muchos otros dragones que no tenemos idea de su fortaleza y capacidad de reproducción. http://www.iconogdl.com/icono78.html
ResponderEliminarHemos tomado parte de tu reportaje con la finalidad de exponer una visión mucho más amplia con varios puntos de vista... realmente es un asunto que requiere mucho análisis.... Una plataforma comercial que no solo sea china... sino también otras opciones donde en GRANDES PABELLONES Internacionales puede ser mucho mas atractivo que una sola plataforma de ASIA (china)... Internationalcommerce.wordpress.com
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