lunes, 27 de julio de 2015

Disputa por firmas desata
guerra sucia en el PAN

Konaté Hernández

La contienda interna por la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN) inicia plagada de irregularidades, desprestigios y guerra sucia.
Esta situación ha llevado a los militantes del blanquiazul a darse con todo para obtener el mayor número de firmas a favor de sus respectivos aspirantes a la dirigencia nacional, en el afán de rescatar al partido del desprestigio en que ha caído ante un electorado que ya no cree en las instituciones, mismas que han perdido su esencia, tal como los principios doctrinarios, principios y valores así como su historia, lo que les ha llevado a cometer errores garrafales al elegir inadecuadamente a los aspirantes a algún cargo por elección popular, sea la interna o la externa.

Sin embargo al blanquiazul no lo va a rescatar ni Javier Corral ni Ricardo Anaya, ni la militancia que se ha adueñado de la institución al creerse y sentirse propietarios de la misma, con derechos más que con obligaciones al pretender ocupar todos los cargos habidos y por haber, tanto al interior como al exterior.
Es menester recordar que quien podría rescatar al ya de por sí devaluado PAN es la sociedad misma, tal como lo indicó el ideario del Manuel Gómez Morín y cofundadores en aquella histórica carta enviada a José Vasconcelos, que al país no lo salvaría un solo hombre que asumiera el poder, sino la sociedad civil en general, situación que se torna similar a la actualidad, debido a que al haber perdido su ideario doctrinal, su historicidad el PAN ha perdido el rumbo, olvidándose para lo que fue fundado, por lo que ni Corral ni Anaya ni la militancia que se siente propietaria lograrán rescatar a la institución, pero tal parece que se han olvidado que el PAN surgió de la sociedad, para la sociedad y pertenece a la misma.
En las recientes elecciones intermedias el electorado, harto de la partidocracia, tomó la determinación de elegir a los candidatos que consideró mejor, es decir votaron por candidaturas independientes en algunas regiones del país, para que estos asumieran el compromiso con la sociedad y no con los partidos políticos, por lo que hoy en día la partidocracia ya no es la solución, pues los dirigentes de los partidos políticos al elegir a sus candidatos escogen a los peores hombres y mujeres, pues seleccionan candidatos ad hoc, quienes están destinados a perder en una contienda a cambio de obtener cuantiosas ganancias económicas. Por ello el blanquiazul ya no garantiza la alternancia ni un verdadero cambio como lo veían los fundadores. En la actualidad el cambio real exigido por la sociedad lo harán hombres y mujeres libres con candidaturas independientes, como lo veían los fundadores; incluso si los dueños del partido no se ponen las pilas el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) irá ganado terreno, como se vio en la pasada contienda.
En cuanto a un verdadero y auténtico idealismo, es hablar de una convicción bien formada en el ideario, la doctrina, la historicidad del PAN, y en la sociedad civil hay personas bien formadas en principios y valores, convencidos de lo que son y a lo que aspiran, hay hombres y mujeres conocedores de la historia de la institución y del país, dedicados al análisis, personajes que no son parte de una masa amorfa, incapaz de pensar, ya que eso no era lo que pretendían los fundadores, quienes siempre hablaron de mover las almas.
Y es que a veces el idealismo no se entiende y menos aún lo entienden personas no formadas, mal formadas, deformadas y distorsionadas. Rescatar al blanquiazul no es rescatarlo con uno u otro aspirante a la dirigencia nacional, llámese Ricardo Anaya o Javier Corral, sino rescatarlo a su verdadero ideario, principios doctrinales e historia, lo que haría de la institución cuna de líderes e idealistas que tanta falta le hacen a la sociedad hoy en día, y no lo que hacen en la actualidad con la mala operación política, al controlar al mayor número de militantes, esto último no es el PAN.

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