jueves, 21 de agosto de 2014

El “paquete” en Cuba



N. Mario Rizzo Martínez

LA HABANA
Quienes conocen Cuba saben que el acceso a internet y otras formas de comunicación satelital son reducidas. En reiteradas oportunidades las autoridades han explicado que no disponer de conexión a los numerosos cables submarinos que bordean la isla o del suficiente ancho de banda requerido para el posible tráfico vía satélite es lo que impide ofrecer servicios de Internet a toda la población.
Durante años, muchas personas han logrado introducir clandestinamente antenas parabólicas con cuentas pagadas en Estados Unidos para disfrutar de servicios de TV satelitales e incluso ofrecerlos a vecinos, previo pago, mediante el montaje de redes de cables no autorizadas. Otros han montado servicios telefónicos utilizando equipos satelitales, también prohibidos por la ley, que ofrecen llamadas al extranjero a precios inferiores a las tarifas oficiales. Últimamente han aparecido los famosos “paquetes”.

Para garantizar los servicios mínimos a la población las autoridades han dispuesto varias ofertas, entre otras:
Telepuntos con servicios de internet donde mediante un pago elevado para los bolsillos comunes se puede navegar con total libertad pero a velocidades muy reducidas.
Los llamados Joven Club donde se puede aprender el uso de los medios informáticos y acceder a redes nacionales (Intranet) o servicio de correo electrónico.
Servicio especializado para el personal de la salud pública (Infomed) en los propios domicilios de médicos, enfermeras y otros trabajadores del sector; incluye servicio de correo electrónico.
Instalación de Internet y TV satelital a extranjeros mediante el pago en divisas. Servicio de Internet a Empresas y otros organismos que lo requieran, incluido los centros de educación superior.
Correo electrónico desde los teléfonos celulares mediante una cuenta nacional llamada Nauta.
Existen 5 canales de TV nacionales, más de una docena de provinciales y algunos municipales. Desde hace pocos meses se introduce la TV digital con mayor cantidad de canales, incluye uno musical por ejemplo, y otros servicios como de pronósticos meteorológicos.
Es en ese contexto que aparece el ya mencionado “paquete” que no es más que el servicio a domicilio de una muy amplia programación  televisiva de toda una semana que ocupa casi un Terabite en un disco duro externo o algún otro medio de almacenamiento.
Los interesados contratan el “paquete” entre 2 y 5 dólares semanales si poseen su propio soporte y algo más si el suministrador proporciona este también. Los domingos los distribuidores reciben la información y ya el lunes comienzan su distribución; ellos pagan 10 dólares al suministrador por lo tanto han de tener más de 5 clientes para obtener ganancias.
Pero ¿qué contiene el paquete? Su contenido puede variar según posibilidades y gustos del suministrador, al cual los clientes no tienen acceso; pero en general incluyen:
Los capítulos de diferentes novelas  transmitidos durante la semana por varias televisoras de habla hispana.
Las películas estrenadas en ese período por diferentes cadenas y clásicos del cine de todos los tiempos.
Deportes: juegos de beisbol de las Grandes Ligas, partidos de la NBA, y otros de interés general.
Espectáculos musicales y conciertos.
Shows televisivos como los de Laura, Caso Cerrado, y otros, que a pesar de su escasa calidad y poco gusto tienen también un nicho entre los espectadores.
Los capítulos de seriales en transmisión y a veces temporadas completas de otros ya transmitidos.
Resúmenes noticiosos, programas de participación, chismes de la farándula, versiones digitales de revistas, y hasta video clips de artistas nacionales que contactan con los suministradores y se los ofrecen para difundir sus obras.
El “paquete” incluye también las actualizaciones de software aparecidas por esos días y de varios antivirus, el famoso Revolico.Com, servicio de anuncios de compra y venta de casi cualquier cosa así como la oferta de servicios en todo el país.
El negocio, que algunas fuentes extranjeras han calculado en unos 300 000 clientes, parece mover varios millones de dólares anualmente que se distribuyen entre los suministradores, que bajan los contenidos y conforman el paquete, y los distribuidores.
No es difícil calcular que para cualquier humano resulta imposible consumir todo el contenido del paquete de la semana antes de que llegue el siguiente. Familiares y amigos se ocupan de ampliar este consumo pues en memorias USB le piden copiar en estos lo que sea de su interés.

Quienes critican el paquete se basan en la poca calidad de parte de la programación incluida pero también de la posible introducción de mensajes directos o camuflados que puedan influir negativamente en la población. Lo cierto es que en un mundo pequeño y globalizado  resulta cada vez más difícil entorpecer por cualquier modo la interconexión. Por eso hay otros que prefieren hablar de ofrecer más posibilidades a la población y sobre todo facilitarle aún más herramientas para decidir acertadamente qué ver o no ver.

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